Capítulo 25

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Sus besos recorrían mi cuello dejándome marcas de ese labial que tan bien le queda.

Sus manos apretaban cada parte de mi cuerpo con una fuerza que dolía apenas.

Pero yo satisfecha le cogí del cuello y cambié los roles. Ahora ella estaba en la pared.

Nuestros cuerpos estaban juntos. Demasiado incluso.

Pero aún así me parecía demasiado espacio.

Besé sus labios finos pero delicados. Me encantan.

Mil mariposas recorrían mi cuerpo, queriendo conocer más partes.

Y supe que estaba enamorada. Como para no saberlo.

Si esto era delito, a mi que me condenen.

Me subió encima de los lavabos y yo ya no pensé en nada más.

Éramos solo ella y yo.

Se metió entre mis piernas para tener mejor acceso a mis labios, rojos e hinchados.

Metió la mano debajo de mi falda, y supe lo que iba a hacer.

Me tocó por encima y me bastó como para que me la sude la astilla.

-Te quiero.- le dije en suspiros a su oido.

Ella se descontroló y metió la mano debajo de mi ropa íntima.

Yo gemí pero ella me tapó la boca.

Teníamos poco tiempo para que mis compañeros no sospecharan.

Finalmente consiguió que en apenas 2 minutos llegará al orgasmo.

Para no levantar más sospechas decidimos volver.

Aunque seguía con la astilla metida pero ya me la quitaría en casa.

Yo toda roja me arreglé el pelo y ella la falda.

Me encanta las faldas que lleva siempre, por cierto.

Entramos a la clase y se me quedaron todos mirando. ¿Qué les pasa?

Pues a ver, si venimos juntas y yo con el pelo algo desordenado y...¡hostia! Con las marcas en el cuello.

Mierda, estamos perdidas. Luego lo hablaré con ella.

Siguió dando clase y se pasó rápida la mañana.

Me senté en una mesa de la cafetería con Rocio, que estaba hablando con Paula y Claudia, las del otro día.

-Bueno, ya sabemos todos lo que se rumorea.- dijo una de ellas llamando mi atención.

Los chismes en las universidades con adolescentes medio locos era hobby del día.

-¿El qué?- pregunté intrigada comiéndome una manzana.

-Que gente se acuesta con los profesores. No sé si por nota o por deseo.

Me puse pálida y Rocio me miró de reojo sin llamar la atención.

Rumores dice, eso es un escándalo.

-¿Quién?

-Pues dicen que una alumna de primero de carrera, con una profesora no, si no dos profesoras.

¿Dios mío cómo se han enterado?

Necesito arreglar esto.

Me levanté y me marché con mi mochila hacia mi coche. Necesito encerrarme un rato a pensar.

Llamé a Sabrina.

-Sabrina. Tenemos que hablar.

-No me digas eso que me asusto cariño.- dijo encogiéndome el corazón.

Tortura Explícita [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora