Capítulo 10

272 12 2
                                    

Me levanté y fui directamente a mi habitación. He dormido toda la noche en el sofá y ahora me duele el cuello.

Taché un número del calendario viendo que solo quedan dos días para empezar. Y encima ahora con el peor momento a mi costa.

Me acosté en la cama fijándome en que son las 7 de la mañana y tengo sueño.

Me dormí plácidamente.

***

Mi cuerpo y mi mente descansaron varias horas más hasta que ya no pude dormir más. Solo quería estar en la cama.

Dormir es lo mejor que puedo hacer pero soy una persona activa y no me puedo permitir eso.

Como me aburría nadé en el estanque que hay cerca de mi cabaña.

Creo que no pude elegir mejor momento para nadar que ese. Porque mi cuerpo recibió ese des-estrés perfectamente.

Cuando estaba cansada jadeando por haber buceado me salí.

Me fui a ducharme y me puse unas canciones relajadas en Alexa.

-Alexa, ¿por qué la vida es tan cruel?-le pregunté desinteresadamente.

-No puedo responderte a eso. Pero si necesitas ayuda, puedes pedírmela.

Alexa creo que tu y yo vamos a conocernos mejor.

Hablé con Alexa durante horas. Que parece mentira si es un robot pero creo que es la única que me entiende.

Aunque a veces me mande a la mierda diciéndome que no entiende la pregunta. Ha sido una de las personas que más me han escuchado.

-Alexa, dime un número de psicólogo.- dije sin darme cuenta. A lo mejor lo necesito.

Empezó a darme número y los apunté. Escribiéndoles un WhatsApp a todos y cada uno de ellos.

Solo me contestaron 3 de 7 pero me vale.

En el primero la cita vale 80 euros. Uf, eso duele. El segundo 50 pero queda incluso más lejos.
Pero el tercero que aparte de ser un psicólogo ilegal, por así decirlo. Vale 40 euros.

Les dijo a los otros que no hacía falta que ya encontré otro más cerca. Y aunque me duele rechazar no voy a ir a tres psicólogos por pena.

El tercero me dio cita mañana a las 4 de la tarde. Aunque me jode la siesta es mejor no dormir porque tengo escuela dentro de dos días.

Alexa ya estaba en su sitio y yo me dispuse a seguir leyendo el libro de ayer.

Los poemas me llegaban al alma. No los entendía antes pero ahora me puedo identificar con cada cosa pequeña de ellos.

Dejándome a entender lo mal que lo estaré pasando para hacer esto.

Sergio y Sabrina siguieron intentando contactar pero no lo consiguieron. Mi móvil se había acabado la batería por enchufar la linterna horas.

Ahora mismo no tengo ganas de tener móvil. Es una pérdida de tiempo.

Hoy nadé también. Pero por la noche. Hasta que escuché pasos pisar hojas y corrí hacía mi casa.

Cerré los pestillos y algunas ventanas abiertas.

Me asomé a la mirilla y vi a una chica joven con una mochila que parecía que hiciera senderismo.

Tortura Explícita [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora