Capítulo 4

306 16 4
                                    

-Sabrina, por favor. Quiero irme. Llévame a casa.

-Siempre y cuando tu aprendas la lección. Sabes que nunca te haría daño.

Emocional mucho. Físico ninguno, eso espero.

Me lleva arriba en una habitación. Está oscura y la única lámpara que hay alumbra un poco.

-Sabrina, tengo miedo.

-Te he dicho antes que nunca te haría daño.- dice dándome un beso en la comisura de los labios.

Veo una pared con tornillos y mordazas incrustadas.

¿Esto qué es? Antes no había esto.

LO TENÍA TODO PREPARADO.

Ella lo sabía desde el principio que en algún momento iba a caer.

Cuando creo que voy adelantada ella va dos pasos por delante de mí.

Me apoya contra la pared y me ata. Muevo mis manos y mis píes pero no tengo salida.

Cierra la puerta y le pone el seguro.

-No te vas a arrepentir.- dice con su toque de mala que a mi me pone los pelos de punta.

Empieza sacando de una caja aleatoria unos juguetes. Uno es para meterlo y da vibraciones. Lo sé porque lo vi por internet.

Me quita la camiseta como puede dejándome con los senos al aire. Los observa y los toca haciendo que me estremezca.

-Esto causo en ti Elisabeth. Todo esto puedo causar con un simple toque.

-Sabrina, no quiero esto.- digo con agonia.

-Me siento halagada con que sea la única que cause esto.

Me baja el pantalón y luego las bragas.

Yo intento cerrar mis piernas pero sigue viéndose igual mi zona íntima.

Ella me mira como a una chuche que fuera a devorar.

-No me mires así Sabrina.- le pido. Si me vuelve a mirar no creo que tarde en mojarme.

Causa demasiado en mí. Solo con un simple contacto es capaz de hacer que me corra. Imagina la clase de deseo que tengo con ella.

-¿Qué no te mire cómo?

-Como si fuera tu presa. No soy eso.

-Oh, claro que no. Solo que se exactamente que quiero hacer contigo.

-No vuelvas a hablar de esa forma sobre mí.

Se acerca y pone sus labios a tres centímetros de los míos.

-Oh, Elisabeth. Me pone tanto que te hagas la víctima. Por eso te he atado.

Me susurra al oido par de frases más que no entiendo. Ya que estoy concentrada en ver como puedo salir.

-No hay escapatoria.- dijo susurrándome poniéndome los pezones de punta.

Ella se da cuenta y me los pellizca haciendo que me mueva para recibir más.

Luego roza mi zona íntima que hace que me moje un poco.

Con ayuda de sus dos manos mete el juguete entre mis labios inferiores y me enseña el mando que tiene en su mano.

-Solo con esto puedo hacer que lo pases realmente mal.

-Tócame.- le pido mirándola como una víctima de verdad.

-No voy a tocarte hasta que me lo pidas de verdad.

Me da una descarga ahí abajo y una vibración pequeña que hace que estire mis manos y mis píes.

Tortura Explícita [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora