Propuesta

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Finalmente he vuelto de mis vacaciones, y he aquí el nuevo capítulo del fic. Me atrasé un días, más muchas horas, pues ayer salí de imprevisto, y hoy tuve demasiadas interrupciones, además que me estuve debatiendo sobre hacer un pequeño cambio en éste capítulo, espero sea de su agrado, y sin más preámbulo, los dejo con la continuación.

 Me atrasé un días, más muchas horas, pues ayer salí de  imprevisto, y hoy tuve demasiadas interrupciones, además que me estuve  debatiendo sobre hacer un pequeño cambio en éste capítulo, espero sea de  su agrado, y sin más preámbulo, los dejo con...

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—Lo siento señor, la política del restaurante prohíbe a los empleados salir con los clientes —intervino el maître* que oyó la propuesta— Anteriormente hemos tenido problemas por aquellas causas, espero lo entienda.

—Comprendo, es una lástima.

—¿Y si la invito yo? —Habló Kisho— Yo no soy quien paga.

Los adultos miraron con sorpresa al niño, porque ¿quién diría que un niño de ocho años fuera tan avispado? A excepción de Sasuke, los presentes cercanos, sonrieron con ternura al pequeño.

—Mientras consumas aquí, sigues siendo cliente —respondió el maître— Además eres muy pequeño para citas.

Transcurrieron tres días desde lo ocurrido en el restaurante y Sasuke permaneció inquieto. La gente a su alrededor, llegó a señalárselo, incluyendo a su propio hijo. Claro, cuando los osados (llámense Naruto, Itachi, Suigetsu y Kisho) le preguntaban la razón, respondía –después de algunas maldiciones y bufidos a los primeros tres- que se debía al trabajo, respuesta falsa a pesar de que Sasuke deseara que fuera verdad.

¿La verdadera razón? Al Uchiha menor se le había incrustado la semilla de la intriga, cuya pregunta frecuente era: ¿Qué hubiese respondido Karin, de no ser por la susodicha regla del restaurante?

Y claro que la respuesta le carcomía el pensamiento, pues de tan sólo pensar que ella aceptaría, le enfurecía, porque, en primer lugar ¿para qué regresó? En la plática que tuvieron, ella había dicho que había encontrado trabajo en la ciudad y que había aprovechado para ver de lejos al niño, pero ¿y si ella quería acercarse al niño de otra forma? ¡Estaba enferma si quería convertirse en su cuñada! ¡Y claro que se lo diría a Itachi! Aunque sin duda, eso sería terriblemente molesto. La verdad es que siendo Sasuke, él habría ido a preguntarle a la mesera directamente sus razones, pero con su hermano mayor merodeando en su vida personal, debía quedarse con las historias que su mente fabricaba.

En momentos de desbordante imaginación como la suposición anterior, Sasuke quería darse contra la pared, pues incluso él mismo sabía que todo aquello que cavilaba su mente eran paranoias y con cada pasar de las horas, esas fantasías se volvían más locas.

Si de por si era nefasto tener esos pensamientos, ahora las cosas se complicaban, pues Itachi lo obligó a salir de la ciudad el fin de semana con Kisho, quien además de no para de preguntar si le gustaba más su maestra del colegio o si prefería a "la señorita del restaurante", el padre no podía dejar de pensar en Karin cada vez que veía a su hijo.

Padre solteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora