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El frío calaba mis huesos con fuerza haciéndome estremecer. No recuerdo muy bien lo sucedido, solo llegaba a ver con claridad los ojos de Grace sin vida. Me dolía todo el cuerpo, en especial las costillas al respirar. Con gran esfuerzo alcé la vista del suelo y miré que estaba dentro de una furgoneta con mas chicas durmiendo. Esta furgoneta era mucho más pequeña que la de las otras veces y la luz entraba sin problema desde la ventanas delanteras donde se encontraban dos hombres en los sillones de copiloto y piloto. De ellos nos separaba una especie de verja, así que no se alteraron cuando desperté.

Olía a orina el ambiente, y a tabaco. Tenía muchísima hambre, tanta que me empezaba a digerir a mí misma. Me senté como pude evitando a las otras chicas y apoyé mi espalda en la pared de la furgoneta. Miré mis manos, nunca antes tan huesudas como ahora.

"Voy a morir en una furgoneta que apesta a meado." pensé. Me morí el labio de rabia haciéndolo sangrar ligeramente y cerré mis puños con fuerza.

-No hagas eso.- me dijo una de las chicas.

-¿El qué?- me sobresalté. No esperaba a nadie despierto, y menos mirándome. Estaba sentada como yo al lado opuesto mía un poco más cercana a los secuestradores.

-Dañarte. Así lo único que vas a conseguir es bajar tu valor en el mercado y te aseguro que no quieres eso.- sus ojos negros era muy profundos en su cara pálida. Era una chica con rasgos asiáticos, muy bonita.

-¿Como te llamas?- le pregunté.

-Me llamo Kimi, me lo pusieron por mi abuela. Significa la justa.- me respondió sorprendiéndome.- ¿Tu?.-

-Yo me llamo Melissa, y no creo que tenga ningún significado.- sonreí.- ¿Eres muy joven o me lo parece a mí?.-

-Bueno, tengo dieciocho años. Una pena que me secuestraran cuando volvía a casa de mi propia fiesta.-

-A mí secuestraron en mi propia casa.- dije sintiendo una punzada enorme de dolor en el pecho al pensar en mi padre y mi hermano.

-¿Cuántos días llevas?-

-Creo que unos dos o tres, la mayoría del tiempo la he pasado inconsciente y aislada del exterior, no se que día es ni nada.-

-Es 9 de abril. Y bueno, son las cuatro de la tarde.- dijo ella mirando hacia los secuestradores.- Lo puedo ver en la pantalla de la furgoneta.-

-Pues entonces llevo 4 días.- dije en un susurro.

Uno de los secuestradores golpeó la verja que nos separaba con fuerza sobresaltándonos a todas, incluso las dormidas.

-¡Silencio!- gritó.

Miré a Kimi, quien mantenía la mirada cargada de furia mirando hacia la pared de la furgoneta. Tan pronto como se giró hacia el frente el secuestrador la oscuridad nos inundó, como si hubiésemos entrado en una especie de túnel. Las chicas se fueron despertando y sentándose en la furgoneta.

Después de unos minutos de oscuridad, la furgoneta paró y los secuestradores bajaron de esta. Las puertas traseras se abrieron mostrándonos a los conductores junto a cuatros imponentes chicos armados con la cara tapada bajo una mascara de calavera. El terror se apodero de mi por unos segundos.

-Venga, rápido.- dijo uno de los conductores mientras cogía a una de las chicas mas cercanas a la puerta del brazo para obligarla a bajar y así con la siguiente y la otra.
Nos colocamos en pareja de dos, sin estar atadas esta vez, y fuimos caminando escoltadas de los chicos enmascarados hasta una puerta que directamente daba unas escaleras que giraban continuamente, parecidas a las de los edificios comunitarios de ciudad. Cuando llegamos a una sala del segudni piso, uno de los chicos nos hizo una seña con el arma para que entrasemos.

Ragno d'oro (gold spider)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora