Prólogo

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El hedor a sangre era inconfundible. La estancia a la que me estaba adentrando se encontraba totalmente a oscuras, pero la pesadez de la podredumbre era asfixiante.

-Accendila. - ordené cuando dos de mis hombres estaban dentro conmigo con voz seca.

( Trad: Enciéndelas)

Uno de ellos procedió a dar luz al lugar para mostrar una imagen ciertamente espeluznante. Nunca me suelo alterar con los cadáveres, pero con este en especial sí.

Mi padre se hallaba colgado de los pies en el centro de una habitación mohosa y vacía, desnudo, con sus propios miembros viriles introducidos en la boca y la garganta degollada de forma horizontal. En el abdomen desnudo habían marcado un símbolo, haciendo la sangre manar. Lo reconocí sin problemas, pertenecía a una de las mafias italianas, no más poderosa que nosotros.

- Oh dio mio.- susurró uno de mis hombres en italiano. No pudo contener la emoción, lo vi en sus ojos cuando lo miré bruscamente por el comentario.

Respiré profundo volviendo la vista a mi padre. Las moscas revoloteaban alrededor del cuerpo sin vida.  Llevaba desaparecido varios días y gracias a miles de llamadas, guardias y varios chivateos pude encontrarlo, pero fue demasiado tarde para él.

Me acerqué despacio, agachándome a su lado para estar a la misma altura de su cabeza y le saqué sin repugnancia alguna el miembro viril de su boca,  tirándolo al suelo.

-Lo siento mucho, papá.- le susurré.

-Signor Frederic- habló Kenzo Costello, la mano derecha de mi padre.- Adesso lei occuparà il posto di suo padre.- ( Trad: Ahora usted pasa a ocupar el sitio de su padre.)

Me levanté en el mismo sitio donde me había agachado y me acomodé la chaqueta Smoking que llevaba puesta sobre una camisa negra. Siempre estuve preparado para este momento, la toma del liderazgo de la mafia de los Morgana. Era algo que mi padre me recordaba y me preparaba cada día desde los doce años.

Sin embargo, para lo que no estaba preparado era para que no fuera mi padre quien me cediera el trono, si no su mano derecha, y que este primero estuviese violentamente asesinado frente a mis ojos.

"Un líder debía siempre mostrar control y compostura ante las situaciones de presión. Nunca hay que flaquear o dudar ante la mirada de los demás."

La voz de mi padre resonaba en mi cráneo con fuerza. Apreté los puños a mis costados al ver el símbolo de su abdomen sangrar con ligereza. La sangre me hervía y la sed de venganza eran casi insaciable en esos momentos viendo los restos mortales de mi padre tambaleándose en unas cutres cadenas oxidadas. Miré a Kenzo por un momento en silencio y luego volví la mirada a los ojos sobresalidos y sin brillo del cadáver. Tenía una lucha interna muy grande.

Con un gesto de mano ordené que me dejaran a solas con él. Todos salieron quedando en el aire esa pesadez de soledad.

Miré sus manos desnudas que se arrastraban en el suelo lleno de sangre y, por un leve segundo, sentí el dolor de la perdida. Agarré su mano y la apreté con fuerza reteniendo una lágrima traicionera. Cerré los ojos y respiré profundo llenando mis pulmones del tufo de la muerte y del odio.

-  Ti giuro che preferiranno non essere mai nati, papà.- 

(Trad: Te juro que desearán no haber nacido nunca, papá.- )

Ragno d'oro (gold spider)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora