Giraba sobre la barra sin miedo, por las veces que lo había ensayado. Era lo más parecido a estar modo automático. Intentaba ignorar a los demás, entre las voces y los olores mi concentración flaqueaba por momentos. Las luces habían sido apagadas casi en su totalidad, excepto las que enfocaban las barras. Estas se encendían sobre nosotras para darnos un foco mucho más central e único. Parpadeaban junto al ritmo musical, combinado con nuestros pasos para que fuera mucho más atractivo visualmente. El sudor cubría mi cuerpo, haciéndolo brillar aún más.
Bailaba como nunca a pesar de las magulladuras del asfalto. En la barra podía ver mi reflejo distorsionado, la mitad de mi maquillaje estaba destrozado por el golpe de antes.
Los gánster lanzaban billetes de quinientos, dos doscientos y de cien euros a nuestro escenario. Muchos de ellos se pegaban a las suelas de las botas y volvían a caer en cuando subía a la barra para hacer piruetas y posiciones de fuerza.Rita y Abril bailaban con una fuerza increíble. El baile estaba quedando perfecto. Podría decir incluso precioso, pero era incapaz de verle belleza a tanta violencia.
Subí la barra con facilidad hasta arriba del todo, toqué el techo y fui girando en circulo mientras lo acariciaba, cada vez encogiéndome más en misma. Se acercaba el final y las chicas estaba en la misma posición que yo, preparadas. Empecé entonces a caer al vacío como habíamos entrenado, la parte de atrás de mi rodilla resbalaba con facilidad y mis manos se aferraban a la barra con poca fuerza, el aire de la velocidad me agitaba mi largo y ondulado cabello semi rojizo. Las chicas comenzaron a caer conmigo cuando llegue a la misma altura que ellas y frenamos en seco antes de caer al suelo manteniéndonos en el aire. No cambiamos la posición fetal que habíamos adoptado para el gran final hasta que la música cesó y las luces se apagaron dejándonos a oscuras permitiéndonos caer en el suelo para descansar.
"Lo hemos conseguido." pensé jadeante y orgullosa de mi misma. "Lo hemos conseguido." Sonreí inconsciente cuando las luces se volvieron a encender, de una forma mas general, alumbrando la enorme sala.
-Bien mis chicas, bajad de ahí e id a otras barras.- señaló Lúa a unas barras más apartadas del centro donde habían mas chicas bailando. Por la puerta entraron otras tres chicas que vestían de rojo preparándose para dar su numerito. -Daros prisa. Les toca a las Red Roses.- nos insistió Lúa.
Bajamos cansadas de las barras para dirigirnos a otras menos céntrales, la gente nos observaba pasar.
-Bonito culo, chica maldita.- me dijo un gánster mientras me abofeteaba una nalga. Ahogué un gritillo del sobresalto sin parar de caminar hacia mi destino. Las barras no centrales estaban colocadas de forma circular, por delante de todas las zonas con sillones y mesas repletas de mafioso con sus prostitutas y sirvientas. Miré un momento hacía el balcón del señor Stolini, quien me estaba mirando fijamente y aprovechó para lamerse los labios cuando nuestras miradas conectaron. Aparté la vista rápida y subí a una de las barras vacías junto a Rita y Abril.
Intentaba ignorar a la gente de mi alrededor. Los gánsteres de acercaban a mi zona, quedando delante nuestras para lanzarnos billetes a las tres Skulls y babosearnos mientras bailábamos si ningún tipo de ritmo fijo. Detrás nuestras se encontraban sentados un grupo de mafiosos en sillones de terciopelo oscuro que formaban una U, siendo las zonas vips, acompañado de sus chicas de uso y con la pequeña mesa central de la zona repleta de alcohol y droga.
-¿No nos bailáis a nosotros un poquito?- escuché decir una voz gruesa detrás mía. Abril y yo nos giramos instantáneamente por instinto. Rita se mantuvo entreteniendo a los gánster que no podían juntarse con los mafiosos, pocos lo conseguían.
Yo bailaba normal, manteniendo la guardia. El pavor, que ahora había consumido toda mi concentración en el baile, comenzaba a florecer.
-Eso es muñeca, muévete para mí.- le habló el chico a Abril. Esta subía la barra para abrir sus piernas de forma vertical, una hacia arriba y otra hacia abajo y girando con sus manos que se quedaron en el centro. Un paso difícil de conseguir. Después aterrizaba con las pies de punta con el torso mirando el techo y sin soltar la barra. Quedó de rodillas y abrió las piernas para mover las nalgas contrayendo los músculos.

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Ragno d'oro (gold spider)
Teen Fiction-Melissa. - me llamó mi padre lo más flojo que pudo. Él estaba cerca de la puerta, mi hermano sentado en la cama y yo me mantenía al final del cuarto, pegada a la ventana. -¿Donde lo has escondido? Han venido a por el dinero, quieren lo que es suyo...