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-No tengo toda la maldita noche.- susurró fuerte Lúa por el teléfono mientras nos dirigían al exterior. Un mini bus de color negro nos esperaba en la oscura noche, listo para llevarnos a trabajar. -Venga subid.-

Subimos sin rechistar al bus y, una vez todas dentro, subió Lúa con el teléfono aún en llamada.

-Tenéis dos minutos para llegar.- y colgó.

-Kimi.- susurré cuando nos sentamos juntas. - Esto me huele fatal.-le dije a pesar de la cantidad de fragancias que nos pusieron.

-Nos van a llevar a algún tipo de prostíbulo o algo para sacar dinero, no creo que nos pase nada.-

-Siempre he confiado en ti desde que hemos llegado a este infierno, pero creo que vamos a un sitio peor que un prostíbulo.-

-¿Es que hay algo peor?-

-¡A callar!- gritó Lúa cortándome la respiración. Miré por la ventana del bus, viendo como se acercaban cuatro chicos enmascarados. También pude observar mi reflejo en el cristal, una calavera cubría mi cara de color blanco y gris plata.

El motor se puso en marcha haciendo que se cerrase mi estómago. Estaba muy nerviosa y el miedo se hacía enorme por momentos. Hacía meses que no salíamos al exterior. Miré al cielo estrellado, que hacia juego con mi falda translucida. Y sentí miedo. ¿Me podía dar miedo el cielo? Su inmensidad me abrumó con fuerza. Agarré con fuerza la mano de Kimi por un momento.

-Tranquila.- me susurró lo más flojo que pudo.

La miré asustada y asentí soltando el agarre suave. Las luces de las farolas iban pasando con velocidad y el silencio era hasta casi molesto, solo el motor rugía con fuerza.

- Entraremos y las distribuiréis rápido, intentad no cometed errores y hablad lo menos posible. - dijo Lúa. - Ya sabeis donde, en la zona de siempre. Chicas, vosotras tienes que conseguir la mayor ganacia posible. Exponeros al máximo y llamar la atenc de los más babosos. Humillarse si hace falta pero quiero beneficios y altos. En todo lo que llevo de experiencia nunca he salido defraudada así que si queréis ser mejor tratadas, hacerme ganar y ganaréis. Ateneos a las consecuencias quién no lo consiga. -

No hubo respuesta por parte de nadie. Un leve mareo me atacó por un momento pero Kimi estaba allí para guiarme en las peores y tranquilizarme.

El bus paró y las puertas se abrieron. Estábamos frente a un gran edificio lujoso, lleno de ventanales tintados enormes con luces leds iluminándolos. La entrada era grande y había una alfombra blanca larga y estirada en la entrada. En la calle de este no habían muchas personas paseando, era bastante desértico. Varias furgonetas de gran tamaño estaba estacionadas delante y detrás del autobús.

-Querida cuanto tiempo.- dijo uno de los cuatro hombres que vigilaban la entrada, dos de ellos armados. Vestían de traje y estaba repeinados con gomina. El que se acercó a Lúa para ayudarla a bajar los escalones del bus le besó la mano y le sonrió.

-Querido, ayer nos vimos.- dijo seca esta.

-Sin ti una hora equivale a una eternidad. - sonrió este dando su brazo para envolverlo con el de ella y encaminarse al interior.

-Si tu lo dices. Mis chicas quieren las mejores barras, como siempre. -

-Eso sabes que esta hecho reina. - llegué a escuchar mientras le hacía una seña al otro hombre sin armas.

Los chicos de Skulls nos acompañaron junto al de traje que nos encamino a nuestra zona por diferente pasillos con poca visibilidad, según nos explicó.

-Los Skulls vais aquí, por favor no os mezcléis. - dijo el hombre con una amabilidad increíble. Me sorprendió el trato que nos tenía, hacía tiempo que no sabía que se sentía.

Ragno d'oro (gold spider)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora