La manos me sudaban muchísimo. Íbamos en fila india, yo siendo la tercera. En cabeza iba Lúa, contoneando sus anchas caderas apretadas en unos vaqueros ajustados y vistiendo una blusa rosa fucsia.
Al final del largo pasillo, después de cruzar la esquina, aparecieron dos soldados seguidos de 6 chicas envueltas en toallas y ligeramente mojadas. Detrás de ellas habían otro dos chicos más. Uno de ellos Albert.
Veía su mirada de desconcierto a medida que se acercaba. Yo lo miraba con los ojos muy abiertos sin mover mi cabeza, esperando que leyera mi miedo cuando llegase a mi altura. Él me devolvió la mirada más suave.
"No lo tengas." leía en su mirada.
Noté el sutil roce de su codo en mi hombro por un segundo antes de perderlo de vista, con la impotencia de no poder girarme a verlo.
"Espero que nadie lo haya visto." pensé.
Llegamos a la sala donde nos habían preparado la otra vez las chicas sirvientas. Pero esa vez no había camillas, solo cuatro sillas individuales y viejas.
-Sentaos.- ordenó igual de seria Lúa.
Y así hicimos. Una vez sentadas Lúa comenzó a caminar como un tigre enjaulado delante nuestra. De un lado a otro, continuamente.
Desde el incidente apenas nos había dirigido la palabra, solo comprobó nuestro estado una vez. Y la segunda nos observó en la barra, pidiéndole a los profesores en que aspectos nos debían forzar a cada una para mejorar la técnica.
Después de dos meses, y de forma diaria, habíamos conseguido un gran cambio dentro del mundo del baile, mentalmente también me volví un poco más estable.
-Mhh... no sé por donde empezar. Lo primero sería expresar la decepción que me distéis ese día. Pensaba qué estabais más preparadas, pero no os voy a culpar de todo. En parte, fue culpa mía. Lo admito. - dijo enfadándose consigo misma y peinándose con una mano su corto pelo plateado hacía atrás. -Pero bueno, queridas, vosotras vais arreglar nuestro error. - se aclaró la garganta mientras seguía paseando delante nuestra. - Ha surgido otro encuentro entre bandas, en uno de los edificios centrales de la ciudad. El edificio se llama "Mala vita". Todo el mundo sabe que es uno de los edificios más peligrosos de la ciudad por todo lo que sucede dentro. Trafico de personas, drogas etc. Bien, pues uno de los más conocidos, digámoslo así ya que vosotras no tenéis que saber demasiado tampoco, nos ha invitado a un evento importante anual donde se van a reunir muchas mafias. Y es nuestra oportunidad para callar bocas y resurgir de la mierda que se nos ha caído encima. ¿Alguna pregunta?-
Nos miramos entre nosotras, escépticas, sin saber que decir.
-¿Iremos todas?- preguntó Bea con un hilo de voz.
-Levanta la mano y espera a que te de la palabra para preguntar, niña. - gruñó Lúa haciendo que uno de los soldados se acercase amenazante a Bea con intenciones poco amables.
Nos tensamos con fuerza ante ese acto.
"¿La iba a golpear o qué?" pensé.
Bea tragó con fuerza y levantó la mano temblorosa. Lúa relajó la postura y señaló al soldado que volviese a su posición.
-Dime, niña.-
-¿I...iremos todas?- preguntó de nuevo con la voz rasgándose en la última sílaba.
-No. Tu no. - le dijo sonriente. - En ese evento solo nos permiten a tres chicas, y tu no cumples los cánones mínimos para entrar allí. Como por ejemplo tu color de piel. -
Me quedé sin respiración. Quería apretar los puños, pero vería mi acto y podría hacerme algo por un gesto de rebeldía. Miré a Bea, quién se había quedado muda con la boca ligeramente abierta y la mirada perdida en Lúa.
![](https://img.wattpad.com/cover/324680638-288-k372450.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Ragno d'oro (gold spider)
Teen Fiction-Melissa. - me llamó mi padre lo más flojo que pudo. Él estaba cerca de la puerta, mi hermano sentado en la cama y yo me mantenía al final del cuarto, pegada a la ventana. -¿Donde lo has escondido? Han venido a por el dinero, quieren lo que es suyo...