Capítulo 1: Familia.

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Siempre me había asustado el hecho de pensar que no volvería amar de aquella forma, pero al menos el recuerdo de ese amor perdurará en mi corazón por siempre y volverá a mi cabeza diariamente.





Habían pasado meses desde que me había mudado nuevamente con mi padre, no me veía capacitada de estar sola después de cómo todo había terminado de aquella forma tan abrupta.

Ya habían pasado meses desde aquello pero un ápice de mi cerebro creía que todavía la extrañaba, que la deseaba y necesitaba a mi lado, cuando no era así.

Aún no quería admitir la gran toxicidad de aquella relación, quizás únicamente sentía todo aquello por lo larga que había sido, habíamos estado juntas durante más de ... ¿Seis meses?

Prefería no recordar las cosas con tanto detalle, a pesar de que en ese momento sí lo hacía, nadie desearía recordar una relación repleta de cuestiones tóxicas por mucho amor que hubiera de por medio.

Estaba jugando con Prays en el suelo, los cochecitos rodaban de un lado hacia el otro, porque eso era a lo que él le gustaba jugar. La habitación se llenaba de risas, carcajadas y gritos para ver quién ganaba las carreras, él era un completo tramposo, pero que iba a hacer si mi hijo se encontraba en esa época de egoísmo. Los temibles cinco años, o eso decían.

Escuché mi móvil vibrar al otro lado de la habitación aunque no deseé prestarle atención, mi padre nos llamaba para comer y tuve que jugar para agarrar al niño en brazos, no le costaba comer ni mucho menos ir hasta allí, pero era solo un juego y él quería seguir jugando.

Bajamos corriendo hacia la cocina y dejé al niño en su trona, esos eran los problemas de ser pequeño en una familia tan grande.

Saludé a mi padre con un rápido beso en la mejilla y él me saludó de la misma forma.

-¿Qué tal el día, hija?- Dijo mi padre mientras repartía la comida entre todos los platos y yo los colocaba en sus respectivos sitios.

-Hoy estuve hablando con Alexander, quiere pasar unos días con Prays, no te ha dicho nada porque está un poco ocupado, estamos a tope de trabajo, llámale después.- prosiguió sin haberme dejado tiempo para responder.

-Muy bien, Prays y yo hemos estado toda la mañana jugando-tras responder a la primera pregunta respondí a la segunda.- Más tarde le llamaré, tengo psicólogo mañana por lo que me vendrá bien. -Fui saludando a cada uno de mis hermanos, todos llegaron a la vez, pero hacían fila para darme un beso y sentarse, también para dárselo a mi padre.

Mi padre siempre había sido un hombre muy frío y duro, pero muy familiar. Había disfrutado de tener hijos a lo largo de los 25 años que yo llevaba viviendo, siendo yo la primera mujer que tuvo.

Ya incluso era abuelo, el tiempo pasaba tan deprisa que no parecía real.

Llené, sobretodo, de besos a Hari aquel mediodía, pues los demás de los cuatrillizos no se dejaron besuquear tanto. Pronto era su cumpleaños y estaba yo más emocionada que ellos.

Me senté al lado de mi padre una vez habían acabado de colocarse, a pesar de que mi padre era el que más trabajaba se ocupaba de preparar la comida, cosa que me hacía sentir completamente inútil, pero ya había quemado un horno antes en el intento de cocinar y aunque no fuera por el valor monetario del horno, prefería que no quemase la casa completa. Ambos lo preferíamos.

Efímero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora