Capítulo 14: Sushi.

0 1 0
                                    

El teléfono de Kay comenzó a vibrar, le llamaban.

—Cógelo. — Le dije con la voz temblorosa y él me hizo caso, aún sin soltar por completo el contacto físico conmigo.

Cuando miré a mí al rededor me fijé en que Leah ya no estaba allí. Quien sabía cuánto habría visto y cuando se habría ido. Me sentí algo más tranquila.

Tras un poco de tiempo Kay colgó la llamada.

—Es el delivery, están abajo. ¿Quieres bajar conmigo y así tomas un poco el aire?

Lo cierto es que no tenía ganas de nada, ni siquiera de cenar, pero mejor idea que quedarme allí un poco más amargada era.

Asentí con la cabeza.

—Con calma, no tenemos prisa. Si no te sientes con fuerzas te puedo buscar una silla de ruedas.

Volvió a acariciar mi mejilla con cariño y se levantó, colocó mis zapatillas a mi lado para que no tuviera que andar descalza, el suelo estaba congelado. Me extendió tras ello ambas manos para ayudarme. Me apoyé en él y sin mucha dificultad me levanté. Tal y como habíamos dicho, nos tomamos todo aquello con mucha calma, sobre todo cuando salimos del hospital, hacía bastante frio fuera.

Incluso aunque estaba concentrado en buscar al repartidor ponía más atención en que yo estuviera bien, en que no sintiera frío...

Era perfecto, nunca había conocido a un hombre tan preocupado, cariñoso y caballeroso. Aunque en aquel momento no podía concentrarme mucho en ello.

Encontramos rápido al repartidor, Kay le pagó la comida incluyendo un tip por el tiempo que le habíamos hecho esperar, lo sorprendente fue la cuantía, yo era más que consciente de que el sushi era caro, pero aquella comida, era mucho más cara de lo que me esperaba.

—Después dime cuanto te debo, no es justo que pagues por la comida de los dos. —Susurré.

Él ni siquiera dejó que me preocupara por ello.

Volvimos a la habitación, hubo mucho silencio en el camino, algo que me ponía un tanto incómoda, pero tampoco era como que quisiera hablar.

No deseaba que me preguntara, no quería tener que hablar de Leah, me disgustaba por completo.

Volvimos a la habitación, él se veía muy pensativo, quizás tratando de descubrir que era lo que me había pasado, quizás intentando buscar una manera de hacerme sonreír un poco más.

—Vi, no quiero incomodarte con el tema, pero ¿te sientes al menos un poco mejor? ¿Sientes algún dolor fuera de lo normal? Tu pecho, la garganta...

Negué con la cabeza.

—Estoy mejor, es solo que no puedo para de pensar en lo que ha ocurrido, aunque supongo que tú tampoco puedes. Lamento que hayas tenido que ver todo esto yo...

—No te preocupes por ello, Vianne, lo has hecho muy bien, estoy orgulloso de ti, has intentado manejar la situación lo mejor que has podido, fuera cual fuera el motivo.

Me quedé callada sin saber que más responderle.

—No quiero que nos sintamos incómodos porque ahora mismo no sabemos romper el hielo, asique háblame, cuéntame de... Tus hermanos, por ejemplo.

Comenzó a colocar las distintas bandejas de sushi sobre la pequeña mesa, no cabían todas por lo que se vio obligado a colocar muchos de ellos en otras bandejas.

Ni siquiera pude dar respuesta, me quedé totalmente anonadada viendo todos los colores de las bandejas, todo tenía una pinta de muerte.

Al verme él rió y empujó mi mandíbula un poco.

Efímero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora