Deseo sexual producido por el sentimiento de envidia.
-Jimin, excelente como siempre.-felicitó su maestro mientras le entrega al rubio el exámen que se había llevado a cabo la semana pasada.
El chico observó su exámen y se fijó en que había obtenido un 99 en vez de un 100 perfecto que era lo que solía obtener, así que buscando cual había sido su error se fijó en que puso un signo equivocado, sabía que aquel error podría arruinar toda la ecuación así que no refutó por su nota, como en otras ocasiones lo hacía, en muchos casos el maestro era el de la equivocación al no revisar con más cuidado los exámenes.
-Yoongi, te felicito también, un cien perfecto, nunca tengo quejas de ustedes dos.-le dijo haciendo referencia también al rubio.
Jimin volteo de su asiento arrebatándole el exámen al chico que recién se lo entregaban asegurándose de que fuera cierto aquello, y efectivamente el examen estaba bien, y no tenía el error que poseía el suyo.
-Admite que soy mejor que tú, Jimin.- exclamó el pelinegro quitando de las manos contrarias de nuevo aquel examen con una sonrisa triunfadora.
- Jamás serás mejor que yo Min, sigue soñando. Probablemente hiciste trampa.- respondió el moreno rodando sus ojos y devolviendo su postura hacia al frente.
Tampoco admitiría que la ira lo carcome por dentro al saber que el chico tras él saco una mejor nota, aún si fuera un punto de diferencia, nunca antes había pasado algo parecido, siempre estaban encabezados, ninguno de los dos había tenido otra nota que no fuera cien, y le enfurecía en exceso tener que haber sido él, que por un error, ahora estuviera por debajo de aquel muchacho.
Lo odiaba, estaba enojado, con el chico; por no tener errores, con el maestro; por darse cuenta de aquel error y sobre todo con el mismo, por aquel simple desliz, por poner el estúpido signo que no debía, y por dejarse vencer por aquel imbécil que tenía una mirada arrogante hacia él cada que conectaban miradas.
Cuando el timbre sonó, no dudo en salir como una bala, empujando a todo aquel que se le atravesará en su camino.
Llegó al baño con mucho ímpetu, lanzando su mochila a cualquiera lugar, pateó una cuantas puertas y volvió a tomar su bolso arrojándolo nuevamente, está vez hacía la entrada del baño, con la diferencia de que está vez fue recibida en brazos de un chico que observaba aquella escena bastante sorprendido.
Jimin estaba avergonzado de que lo hubieran visto salirse de sus cabales, se quedó paralizado, mirando fijamente a los ojos de aquel chico, el cual era la razón de su enojo.
De todas las personas que pudieron entrar a ese baño, tenía que ser él.
-Vaya, nunca esperé, verte de esta manera, creí que sería satisfactorio sacarte de tus casillas pero...-hizo una pausa observando al chico que aún no salía de su estupefacción.-No pensé que lo sería tanto.-terminó por decir para echarse a reír estruendosamente causando eco en aquel baño, el pelinegro sostenía su barriga del dolor que le estaba provocando su risa.