Excitación que surge en la pareja después de una pelea.
Continuación de "Zelofilia"
— Jimin, por favor, escúchame.
— Yoongi, no tengo nada que escuchar, ví suficiente. Ve con esa chica, te espera.— dijo mientras cerraba con furia su locker.
— Jimin, no lo entiendes.— Continuó insistiendo, mientras seguía al rubio que se iba camino a la puerta principal del instituto.
— Y no necesito entenderlo, tú y yo solo hemos tenido sexo ocasional los últimos meses, no somos nada y no tienes que darme explicaciones.
— Entonces por qué saliste tan furioso de la cafetería después de que Jennie me haya besado? Estás celoso.
— ¡Yoongi!— el chico se detuvo abruptamente y se dió la vuelta para encarar al pelinegro.— El maldito mundo no gira a tu alrededor ¿Okey? Me vale una mierda lo que tú y Jennie hagan.
Mentira, por supuesto que se había enojado luego de aquella escena, pero claro, él no admitiría que había enfurecido en celos al observar dicha situación.
Jimin y Yoongi luego de su primer encuentro juntos, habían estado teniando sexo casual durante los últimos meses, tres meses para ser exactos, y aunque el menor se negará a la idea, su corazón no podía dejar de latir desenfrenado cada que veía la ridícula sonrisa o directamente a los ojos del pelinegro.
El chico se dió vuelta para retomar su camino e ir a su casa, pero el seguimiento del contrario lo hizo detenerse de nuevo.
— Deja de seguirme, Min.— escupió con molestia.
— ¿Sabes? Te recuerdo que tú me propusiste hacer el proyecto final juntos y que debemos terminar lo antes posible.— Jimin maldijo por lo bajo al recordar aquello y ahora se arrepentía de haberle propuesto hacer equipo, pero claro, quien iba a creer que él iba enojarse por un beso que lo puso celoso.— ¿Y bien?
— De acuerdo, vamos a mi casa, pero no me hables hasta llegar.
Y así fue, Yoongi no dijo otra palabra en todo el camino pero si tarareaba una que otra canción solo para irritar más a su compañero, lo cual estaba logrando, ya que Jimin cada que tenía oportunidad terminaba bufando o rodando sus ojos en molestia por lo cínico y despreocupado que estaba siendo el contrario. Pero ¿Qué podía hacer él? No tenía ni el más mínimo derecho sobre el blanquecino para armar una escándalo de celos y reclamarle acerca de lo que pasó aquella tarde en el comedor.
Por otro lado Yoongi no entendía el accionar del menor, el porqué de su actuar de aquella manera, la idea de que estuviera celoso por lo que pasó lo hacía emocionarse pero rápidamente se cacheteaba mentalmente al recordar cómo el rubio le había dejado muy en claro que lo que ellos dos tenían no era nada más que algo carnal, tampoco entendía porque se tomaba la molestia en querer explicar cómo sucedieron las cosas, no había necesidad de hacerlo, pero algo muy dentro de él le gritaba que no dejará ir al menor con su rabieta, ni mucho menos dejándole creer algo que no era cierto.