Se refiere a la práctica sexual en la que una mujer penetra analmente a un hombre, empleando una prótesis.
— Buen día, Park.— El repiqueteo de unos tacones hizo eco en toda la oficina, dejando ver a la mujer que acababa de entrar, con un café en su mano y su cartera y carpetas en la otra.
— Jefa, buen día.— el chico con una reverencia se encaminó tras ella con rapidez, las piernas de la mujer eran largas y hacían que un paso de ella fueran tres suyos.
— ¿Y bien? ¿Qué tenemos para hoy, bonito?— preguntó en cuanto entraron a la gran oficina de ella. Dejó su cartera en el escritorio y se volteó para ver a su asistente que tenía un gran sonrojo debido al apelativo. Ella sonrió por eso.
— Amh, en unos quince minutos tiene una reunión con el corporativo, y— revisó su itinerario, pero los nervios recorrieron todo su cuerpo hasta sus dedos haciendo que las hojas resbalaran de ellos.— Perdón, lo siento.— se agachó para recoger los papeles y arreglarlos y aún en el piso siguió hablando sin fijarse en los ojos que lo veían con detenimiento ante cada acción que hacía.— también tiene a las doce del medio día el almuerzo con su hermano.
Ante la mención del otro, la mujer desvío su mirada del cuerpo del chico, para rodar los ojos con fastidio y sentarse tras su escritorio.
— Cancela ese almuerzo.— demandó.
— Pero Jefa, su hermano ha pedido durante todo un mes poder tener un momento con usted, no quiero ser entrometido, pero ¿no sería mejor que terminará por hablar con él y ya no la moleste más por un buen tiempo?— por fin se había levantado del piso, pero se encogió en su lugar ante la penetrante mirada que le estaba dando la mujer. Tal vez debería haber cerrado la boca.
La mujer se levantó de su asiento de nuevo y caminó hasta su asistente, para colocarse frente a él. Jimin pudo sentir el fuerte olor del perfume Carolina Herrera que portaba la mujer introduciéndose por sus fosas nasales. Igual de imponente que ella.
— Tal vez tengas razón. Iré, pero solo porque tú me lo dijiste ¿Está bien?— ella tomó la desacomodada corbata del chico y la apretó, colocándola más recta, y Jimin podría sentirse desfallecer en su lugar cuando paso sus manos por lo hombros como si estuviera limpiando algo en ellos.— De prisa, no queremos hacer esperar a los del corporativo.— y salió de la oficina dejando a Jimin hecho un manojo de nervios.
Mordió su labio con fuerza tratando de retener el impulso de ir tras su jefa y decirle todo lo que sentía por ella, en cambio respiró hondo antes de dar vuelta sobre su eje e ir con total calma hacia el ascensor donde lo esperaba.
Ambos entraron al ascensor y él presionó el botón que los llevaría al piso correspondiente.
Suspiro decaído y eso no pasó desapercibido por la pelinegra, quien lo observó de pies a cabeza, analizando todo de él, desde sus cabellos rubios, hasta su traje gris con líneas azules que por alguna razón le hacían acentuar su varonil cuerpo, pero que a la par se mostraba con curvas más femeninas, como cintura pequeñas, piernas gruesas y un voluminoso trasero, haciéndole ver demasiado provocativo a la vista de las personas; tanto mujeres como hombres, incluyendola a ella en ese grupo también.