Capítulo 38

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En el instante en el que Alune desapareció, salí de casa, en busca desesperadamente de las ruinas. Esta lloviendo, y aunque sé que he hecho lo correcto, desearía que no doliera tanto. Me quedo corriendo bajo la lluvia, recordando lo que dijo acerca del accidente, lo de que no era culpa mía. Pero aunque me gustaría poder creerlo, sé que no es cierto. Aquel día se perdieron cuatro vidas, y todo por mi culpa.

Todo por una estúpida sudadera azul de un campamento de animadores.

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—Te compraré otra —dijo mi padre mientras me observaba por el espejo retrovisor. Sus ojos azules eran idénticos a los de Alune—. Si doy la vuelta ahora, nos encontraremos mucho tráfico.

—Pero es mi favorita —lloriqueé—. La que conseguí en el campamento de animadores. No se puede comprar en ningún sitio. —Hice un mohín, a sabiendas de que estaba a punto de salirme con la mía.

—¿De verdad la necesitas tanto?

Asentí y sonreí al ver que mi padre sacudía la cabeza, respiraba hondo y hacía girar el coche. Me miró por el espejo retrovisor en el mismo instante en el que el ciervo apareció en la carretera.

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Quería creer a Alune, implantar en mi cerebro esa nueva idea. Pero el hecho de conocer la verdad garantizaba que eso nunca ocurriría.

A mi derecha divisé las ruinas de la visión. Me limpio con mis manos las lágrimas de la cara y recuerdo las palabras de Yae Miko. Pienso que si Alune era la persona a la que debía decirle adiós, entonces Sett debe de ser la persona equivocada.

Me adentro en las ruinas, y tras un rato inspeccionando, llego a lo que se asemeja a un patio. Esta inundando por la lluvia, y en el centro una ruinas con una puerta. La misma puerta de la visión. Cruzo el patio encharcado, mojándome los pies, con el corazón a punto de salir por mi boca.

Introduzco la llave, y giro para abrirla. Tomo el pomo, abro la puerta y solo veo la otra parte del patio.

Cierro los ojos y cruzo la puerta.

Pero no ha pasado nada.

Vuelvo a cruzarla.

Pero tampoco ha vuelto a pasar nada.

De repente para de llover. Meto la mano en mi bolsillo para guardar la llave, y saco la piruleta, Ahogo una exclamación al ver que se ha transformado en una Rosa.

En una enorme y brillante rosa roja.

Saco mi teléfono e inicio una búsqueda en Google sobre el significado de las flores; observo la página hasta que leo:

En el siglo XVIII, la gente a menudo comunicaba sus intenciones por medio de las flores que enviaban, ya que las distintas variedades tienen significados específicos. Aquí les exponemos algunos de los usos más tradicionales:

Desplazo hacia abajo la lista organizada en orden alfabético mientras busco con la mirada las rosas. Cuando los encuentro, contengo el aliento y leo:

Rosas rojas: amor eterno.

Después, solo por curiosidad, busco las rosas blancas y suelto una carcajada cuando leo:

Rosas blancas: el corazón que no conoce el amor, el corazón que es ajeno al amor.


Y comprendo que Sett me estaba poniendo a prueba. Todo el tiempo. Tenía un secreto de esos que te cambian la vida y no sabía cómo decírmelo; no sabía si yo lo aceptaría, lo rechazaría o le daría la espalda.

Flirtear con Chloe no era más que un modo de conseguir una reacción para poder leerme los pensamientos y descubrir si me importaba. Y yo me había convertido en un experto a la hora de mentirme a mí mismo, de negar mis sentimientos con respecto a casi todo, así que conseguí que ambos nos sintiéramos confundidos.

Y aunque desde luego no puedo perdonar lo que hizo, debo admitir que funcionó. Ahora lo único que tengo que hacer para verlo de nuevo es pronunciar las palabras en voz alta, y él aparecerá justo delante de mí. Porque lo cierto es que le quiero. Le he querido siempre. Le he querido desde el primer día. Le quería incluso cuando juraba que no lo hacía. Le quiero sin poder remediarlo. Y aunque no sé de qué va todo ese rollo de la inmortalidad, el Florecer Espiritual es un lugar genial. Además, si Alune está en lo cierto, si existe esa cosa llamada destino, entonces puede que también pueda aplicarse a esto, ¿no?

Cierro los ojos e imagino el maravilloso cuerpo cálido de Sett acurrucado junto al mío; el susurro de sus labios suaves junto a mi oreja, mi cuello y mi mejilla; la sensación que me provocan sus labios cuando se aprietan contra los míos. Mantengo esa imagen en mente, las sensaciones que me provocan nuestro amor perfecto y nuestros besos perfectos, y susurro las palabras que me he guardado todo este tiempo.

Las palabras que me asusta pronunciar. Las palabras que lo traerán hasta mí. Las pronuncio una y otra vez, y mi voz gana fuerza a medida que resuenan en la estancia.

Sin embargo, cuando abro los ojos descubro que estoy solo. Y entonces comprendo que he esperado demasiado tiempo.

ETERNO (SettxAphelios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora