Capítulo 22

205 28 26
                                    

A pesar de que Juvia se negaba a responder a nuestras llamadas telefónicas, conseguimos mantenernos en contacto con Yuuji. Y tras convencerlo de que se pasara por casa después de los ensayos, apareció con Megumi y los cuatro pasamos una noche divertida comiendo, nadando y viendo pelis malas de miedo. Y fue tan agradable pasar una noche tan relajada con mis amigos que casi logré olvidar a Alune, a Juvia, a Power, a Raynare, la playa y todos los dramas de la tarde.

Casi olvidé la mirada ausente que tenía Sett cuando creía que nadie lo observaba.
Casi olvidé la preocupación oculta que bullía bajo la superficie.

Casi. Pero no del todo.

Y aunque dejé muy claro que Masaki estaba fuera de la ciudad y que me encantaría que se quedara conmigo, Sett se quedó solo hasta que me dormí y después se marchó sin hacer ruido. Así pues, a la mañana siguiente, cuando aparece en el vano de la puerta de mi habitación con café, magdalenas y una sonrisa, no puedo evitar sentirme algo aliviado de que ha vuelto.

Tratamos de llamar a Juvia de nuevo, incluso le dejamos un par de mensajes, pero no hace falta tener poderes psíquicos para saber que no quiere hablar con nosotros. Y cuando al final llamo a su casa y hablo con su hermano pequeño, sé que el niño no miente cuando dice que no la ha visto.

Después de pasar un día entero holgazaneando junto a la piscina, estoy a punto de pedir otra pizza cuando Sett me quita el teléfono de las manos y dice:

-Creí que podría hacer la cena.

-¿Sabes cocinar? -le pregunto, aunque no sé por qué me sorprendo, porque lo cierto es que aún no he descubierto nada que no sepa hacer.

-Dejaré que seas tú quien decida eso. -Sonríe.

-¿Necesitas ayuda? -me ofrezco, aunque mis dotes culinarias se limitan a hervir el agua y a añadir leche a los cereales.

Sett me responde con un movimiento negativo de la cabeza antes de dirigirse a los fogones, así que yo voy arriba para ducharme y cambiarme. Cuando me llama a cenar, me quedo atónito al descubrir que la mesa del comedor está preparada con la mejor vajilla de porcelana de Masaki, manteles de lino, velas y grandes jarrones de cristal llenos (menuda sorpresa) de rosas rojas.

-Mon amour...-Sonríe y retira mi silla. Su acento francés es melodioso y perfecto.

-No puedo creer que hayas hecho algo así. -Contemplo las fuentes colmadas alineadas frente a mí, tan llenas de comida que me pregunto si esperamos a algún invitado.

-Es todo para ti. -Sonríe, respondiendo a la pregunta que todavía no he formulado.

-¿Solo para mí? ¿Tú no vas a comer nada? -Observo cómo llena mi plato con verduras perfectamente preparadas, carne asada a la parrilla y una salsa tan fragante, densa y elaborada que ni siquiera sé qué es.

-Por supuesto. -Esboza una sonrisa-. Pero casi todo lo he hecho para ti. Un chico no puede vivir solo a base de pizza, ya sabes.

-Te sorprenderías. -Me echo a reír mientras corto un jugoso trozo de carne asada.

Mientras comemos, formulo ciertas preguntas. Aprovechando el hecho de que él apenas toca la comida, le pregunto todas las cosas que me muero por saber y que siempre olvido cuando me mira a los ojos. Cosas sobre su familia, su madre, su infancia, las mudanzas constantes, la emancipación. En parte porque siento curiosidad, pero sobre todo porque me parece extraño salir con alguien a quien conozco tan poco. Y cuanto más hablamos, más me sorprende lo mucho que tenemos en común. Para empezar, ambos somos huérfanos (Aunque el solo de parte de padre y desde una edad mucho más temprana). Y aunque es poco dado a los detalles, no puede decirse que yo hable mucho de mi situación tampoco, así que no lo presiono demasiado.

ETERNO (SettxAphelios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora