Capítulo 13

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Daeron acabó su labor y salió de la sala para no tener que seguir hablando con Aemond.

No quería pelear con sus hermanos, pero Aemond era demasiado Hightower para soportarlo.

Sabía que su hermano nunca podría entender la lealtad que el sentía por Rhaenyra y los Velaryon-Strong-Targaryen, pero tampoco perdería su tiempo tratando de explicarle.

Aemond era el favorito de Alicent y la esperanza de Otto para robar el trono, pero Aegon, Helaena y Daeron conocían la verdadera y cruel cara de los Hightower.

Camino por los pasillos con tranquilidad y pensó en cómo le pediría a su madre-hermana que le diera la mano de Joffrey en matrimonio, quizás sea algo loco que el hermano menor sea el primero en casarse, pero el no podía esperar mas para tener a Joffrey a su lado como esposo.

Pensó en lo maternal que Rhaenyra se comportó con él desde que nació y las lagrimas se acumularon en sus ojos. 

Nadie podría entender lo que se sentía que tu propia madre y padre te despreciaran, aunque fueras un hijo legítimo, deseado y  supuestamente amado.

Alicent me despreció por nacer el último y Viserys me despreció simplemente por nacer del vientre de Alicent Hightower y no de su verdadera reina y el amor de su vida. 

Aemma Targaryen, el fantasma que nunca abandonó la fortaleza roja y las vidas de todos los que se relacionan con la casa Targaryen. 

Quisiera decir que podía compartir mi sufrimiento con mis hermanos, pero no era así y nunca sería así.

Aegon es el primogénito y era la esperanza de los Hightower para escalar al trono.

Aemond el segundogénito y el perfecto hombre-caballero-hijo que quería mi madre.

Helaena, mi querida hermana, la princesa trofeo que podían ofrecer en matrimonio para conseguir alianzas favorables y claro la pequeña compañera-muñequita de mamá.

Eso me dejaba a mí en último lugar y sin esperanzas de nada, excepto de unirme al Septo y preferiría estar muerto.

La impotencia y la ira trajeron consigo los recuerdos atesorados de mi niñez y una sonrisa se plasmó en mi rostro, pese a lo agridulce de mis preciadas memorias. 

Corría por la fortaleza buscando a mi madre, pero no lograba dar con ella y me desesperaba por cada habitación vacía que encontraba. 

La fortaleza era sin duda enorme para un pequeño de 3 años que a duras penas conocía los pasillos de su propia habitación. 

No sabía cuanto tiempo había pasado sin que su madre fuera a verle, pero su hermana siempre estaba en la habitación contigua con su sobrino Jacaerys y el pequeño Lucerys que apenas tenía un año. 

El siempre veía a su hermana con sus hijos y no solo a ella, Laenor Velaryon y Harwin Strong siempre estaban allí con su hermana y los niños. 

Se preguntaba todos los días si había hecho algo malo para que sus padres no vinieran a verlo, pero no podía pensar en nada que sea lo suficientemente malo para que lo castigaran con su ausencia. 

Fue a buscar a su madre y la encontró en el balcón tomando el té con su abuelo y su tío.

Se acerco a ellos, pero lo rechazaron y su madre lo envió de nuevo a su habitación con una reprimenda.

Un Amor InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora