Capítulo Dos: Nieve.

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CAPÍTULO DOS:

NIEVE.

Tomé el café para mí y la botella de agua con gas para dársela a Jaemin. —Toma, no sé por qué estás tan silencioso, ¿pasa algo? —le dije mientras lo observaba detenidamente.

Pero el otro no respondió, seguía mirando hacia algún punto por la ventana. A través de sus ojos podía ver que quizá había algo en él que lo perturbaba, parecía muy dubitativo respecto a algo. Movía sus ojos como si no solo estuviera mirando hacia un punto fijo, sino como si estuviera pensando o sopesando alguna situación. Ya llevaba dos semanas así.

Luego de algunos segundos más en silencio, solo suspiró, mientras deslizaba su mirada hacia la pluma que sostenía entre sus dedos, para después quedarse mirando la libreta, y hacer lo mismo descrito anteriormente, pensar... sopesar...

Sus ojos estaban brillantes, y temo admitir que no es su brillo habitual, eran lagrimas que se trataban de consolar entre ellas para no empezar a brotar. La situación se me hacía desesperante, no puedo juzgarle por no contarme siempre todo lo que le pasa porque yo soy un maestro del engaño, sin embargo, es mi amor por él lo que me hace sentir pequeñas punzadas en el corazón, la está pasando mal, pero yo no sabría cómo ayudarlo porque no sé qué tiene.

Puede que tenga nuevamente problemas en casa... Pero me lo habría contado, Jaemin no me oculta nada, las únicas veces en las que me ha mentido es para hacerme fiestas sorpresas o darme regalos.

Todo en él lucía más apagado hoy, sus pestañas estaban caídas, su sonrisa estaba floja, sus ojos encharcados, incluso su vestimenta, no tiene sus típicos colores vibrantes y alegres, no, está todo de negro, incluso el día pareció ponerse de acuerdo con él, también oscuro y frío.

Quería pasar desapercibido del mundo, al parecer, pero jamás lo logrará conmigo, él no podría pasar desapercibido de mí pues nuestras esencias están unidas, vibramos juntos, hay muchas cosas que no puedo lograr sin él.

Es mi alma gemela no amorosa, nos unió la misma creación, no fue cuestión de casualidad.

—Nana... —le acaricié el cabello, dedicándole una leve sonrisa—. Está bien, puedes contarme lo que tienes.

Él solo me miró y acto seguido empezó a tratar de analizarme, pero esta vez era diferente, en realidad estaba tratando de buscar una respuesta en mí, algo que lo hiciera decidirse por fin sobre qué podría hacer o decir. Al parecer nuevamente su examen no arrojó nada valioso, por lo que solo sonrió, aunque más bien pareció una mueca, y dirigió nuevamente la mirada a la libreta.

—Entonces... ¿qué harás con el tema de Renjun? —musitó mientras hacía un copo de nieve en la libreta.

—Oh, vamos, Nana —tomé su pluma para obtener su atención, sin embargo no me miró, solo se quedó observando el copo dibujado por él mismo—. Sé que tienes algo, no puedes ocultarlo. ¿Quieres decirme? ¿Es algo muy grave? —trataba muy en serio de hacer contacto visual con él; sin éxito—. Porque francamente no sé qué más podría ser para que no me lo dijeras...

Oí un pesado suspiro de su parte acompañado de una risilla amarga. No me gustaba verlo así, Jaemin es una persona alegre y vibrante, siempre te contagia con su buena energía y sus chispas, pero ahora está un poco caído de ánimo, sé que está bien no siempre estar bien, pero a veces compartir tus penas las puede hacer un poco más llevaderas, aunque definitivamente no debería ser yo quien lo dijera.

Tomé su mano y entrelacé nuestros dedos. —Te prometo que puedes decírmelo, eres mi mejor amigo, no te dejaré solo, podría aconsejarte—. Le dediqué mi sonrisa más sincera.

Otoño. Vuelve a mí [Nomin] [Invierno].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora