Otoño. Vuelve a mí [Nomin] [Invierno].

Capítulo Veintiuno: Fuego.

INTÉRVALO.

La primavera no siempre estará relacionada con flores y romanticismo. La primavera también es el resurgimiento de la naturaleza. En la primavera se descongela todo lo que cedió ante la ira del invierno, sea bueno o sea malo, todo lo oculto volvería a flote. 

Es parte de la vida, es un movimiento cíclico del destino. 

Todo lo que se congeló, volverá a reanudarse, justo como se pausó.

Todo lo olvidado y lo desconocido, será desenterrado. 

—¿Qué tan dispuesto estás a hacer cosas por amor? —preguntó el más alto acariciándole la espalda mientras lo pegaba más a su desnudez—. ¿Harías locuras?

—¿A qué se debe la pregunta, muñeco? —le contestó su pequeño amante sin siquiera mirarlo. Estaba feliz de estar ahí, apoyado en su pecho.

—Mi madre ha dicho que... —suspiró pesadamente—. Ha dicho que mi padre tiene intenciones de dejarle lo más importante a Jae Min... Ella lo odia tanto y aún así mi padre hará esto.

Luhan se levantó de golpe de su pecho para mirarlo. —¿Estás hablando en serio?

El otro asintió, lo tomó del mentón y suavemente lo depositó de nuevo en su pecho. —Sí, mi madre ha hecho todo por ese hombre. Hizo todo por amor, incluso criar a dos bastardos... —cubrió más al otro con la cobija—. Crió a dos hijos producto de infidelidades. Y mi padre le paga haciendo que herede todo el hijo de la maldita sirvienta —chistó fuertemente con la lengua mientras negaba—. Hay cosas que solo se ven en mi familia —con su dedo, delineó la pequeña mariposa que tenía tatuada el otro en el hombro.

—Pero, no entiendo —contestó Luhan apoyando su barbilla en el pecho de Sehun—. ¿Por qué hará eso? Eres el mayor, ese niñito ni siquiera tiene diez años.

—Él... dice que no tengo las capacidades para eso, mientras él sí -se veía un poco desilusionado.

—¡Pero ni siquiera tiene diez años! —refutó molesto—. ¡Qué capacidades!

Sehun se encogió de hombros mientras guardó silencio. Se quedó observando el techo.

—No permitiré que eso pase, Sehun —le respondió el otro con decisión.

—¿Qué podemos hacer, Lu? Tengo quince años —respondió el menor.

—Pero yo no tengo quince años... —se hizo encima de él para mirarlo a los ojos. Sentir su miembro bajo él lo hizo estremecer—. ¿Qué haría por amor? Robaría por ti. Mataría por ti, Sehun. Tomaría veneno para que tú no lo hagas. Haría arder en llamas el mundo si es lo que quieres —dijo mirándolo a los ojos—. Acabaría con cualquier persona con tal de verte feliz, sin excepciones.

Esa sola frase hizo que el cuerpo de Sehun vibrara. Lo miraba fijamente a los ojos mientras le sonreía, acariciándole las piernas.

—Quitaré a cuanta persona se interponga en tu camino y si tu padre lo hace, también lo quitaré del medio. Pondré el mundo entero a tus pies si me lo pides —dijo inclinándose un poco a sus labios—. ¿Quieres que ponga el mundo a tus pies, muñeco?

El otro solo atinó a asentir mientras lo observaba. Lù Hán era el ser humano más hermoso que él hubiera podido ver.

—Destruiré a cualquier persona que amenace tu puesto, muñeco. Cualquiera que amenace tu felicidad. Hundiré y pulverizaré a quien sea que intente caminar sobre ti. Nadie te humillará, pondré a tu familia de rodillas ante ti. Yo no solo te amo, Sehun, estoy loco de amor por ti.

Se inclinó para besarlo. Sehun cerró los ojos, sintiendo su miembro cobrar fuerza bajo el trasero de su pequeño mejor amigo. Sintió la respiración de Luhan muy cerca a la de él, sin embargo, el beso no ocurrió.