Otoño. Vuelve a mí [Nomin] [Invierno].

Capítulo Treinta y Seis: Cuentos.

CAPÍTULO TREINTA Y SEIS: 

CUENTOS.

La sala estaba en completo silencio. Solo se veía permeada de vez en cuando por el llanto de  Lù Hán.

No.

No estaba fingiendo. 

Sí lloraba.

El salón estaba lleno de hermosas flores, era otoño, pero habían hermosas rosas y girasoles decorando el lugar de una rosa marchita. De una espina marchita. 

Todo el proceso había sido demasiado rápido, no había tenido tiempo entonces los doctores de sacarles muestras para examinar y dictaminar el motivo de su fallecimiento. Lù Hán con todos sus conocimientos legales, lo había impedido y había acelerado el proceso crematorio.

Siendo el hijo extramatrimonial de su padre, la familia de su madre ni siquiera se molestó en ir. La familia de su padre estaba tan preocupada por el juicio de la mañana —al cual Lù Hán no fue, realizó un poder donde cedía la representación familiar en su totalidad— que habían ido unos cuantos minutos para salir disparados a encontrarse con el resto del bufete de abogados de Lù Hán.

—Me dejaste solo en un lugar de mierda... —musitó el menor mientras miraba la foto—. Todo por tu maldita obsesión con,,,

Su monólogo se vio interrumpido por una gruesa pero chillona voz que venía acercándose. El solo sonido que provenía de sus labios, fue suficiente para generar un tic nervioso en la ceja izquierda de Lù Hán. 

Jaemin llegó. 

Había provocado su muerte, y todavía estaba aquí. 

Se atreve a venir después de lo que hizo. De lo que me obligó a hacer

No solo él, llegó con su hermano mayor.

Lo peor, no con el mayor, sino con el del medio.

Independientemente de la situación, del avance de toda la investigación en contra del Grupo Na y Lù, incluso toda la precaución que todos estaban teniendo con respecto a Jaemin y del cuidado que aseguraban tener con todo lo relacionado al menor de los Na; El factor que habían dejado por fuera les seguía teniendo ventaja. El chino ya tenía pleno conocimiento de las personas que "actuaban" en su contra, pero él seguía siendo completamente invisible para ellos. 

Porque para Lù Hán era así. Una persona bastante narcisista que consideraba que todo tenía que ver con él. Daba giros entorno a él. Se había tomado bastante personal todo el asunto de Jaemin. Ya ni siquiera se trataba de Sehun, se trataba de él culpando como siempre, al menos culpable.

A la única víctima de toda la situación.   

Jaemin se detuvo en cuanto lo vio en el pasillo y sus ojos se llenaron de lágrimas. Él francamente odiaba a Heechul, le tenía un terrible terror también, pero amaba con cada fibra de su corazón a Lù Hán, aun cuando se han distanciado terriblemente en los últimos meses. 

Lù Hán, viendo a Suho y Baekhyun atrás de Jaemin, tomó la decisión de su vida. Una decisión que haría que todas las fichas del tablero salieran disparando, las blancas y las negras. Quedando solo Jaemin contra el ajedrecista en juego.