Capítulo Seis: Mariposa. (PARTE I)

331 45 107
                                    

CAPÍTULO SEIS:

MARIPOSA. (PARTE I)

—¡Oye, Jae! ¿Alguna vez has besado?

Esa fue la frase que arruinó mi vida completamente, fue el inicio de mi fin. Proveniente de una persona a la cual le guardaba amplio afecto, confiaba en él como se confía en un hermano mayor, en un amigo cercano, de una forma ciega, sin embargo, fallé al momento de depositar la confianza.

Minutos después de esa maldita pregunta lo tenía sobre mí, besándome con violencia, sujetándome para que no lograra moverme, no importó cuánto lloré, no importó cuánto lo empujé, no importó cuánto le supliqué que me dejara en paz, no se movió, no se quitó y no me dejó.

Llegó el momento en el que dejé de moverme, no peleé más, no forcejeé más con él, ya no me encontraba retorciéndome bajo su cuerpo, ya no quise pedir ayuda, hice todo tan sencillo, lo hice realmente sencillo. Fui tan débil, entonces ¿lo merecía? ¿Debí pelear más? ¿Hubiera podido con alguien que me superaba en altura, peso y edad?. Quizá ahora sí, pero ¿en ese entonces? quién sabe, pero me rendí y no luché.

Mis labios me dolían, tenía roto el labio inferior, aunque no creo que haya sido mi culpa esa vez ¿O sí? ¿Me mordí con demasiada fuerza en esa oportunidad? ¿O fue la bofetada de su parte? Incluso caí a la hierba al perder el equilibrio por el fuerte golpe, pero también pudo ser un daño provocado por mí mismo, porque sé que me mordí con demasiada fuerza, pude sentir el sabor a metálico deslizándose por mis papilas gustativas. Recuerdo que la habitación de Jeno se veía desde ese lugar, tenía las luces apagadas y el balcón abierto, pensé en qué pensaría Jeno si viera la forma tan fuerte en la que me mordí. ¿Me regañaría?

También me dolió la mejilla y me ardieron los ojos, debió ser por el licor que me aventó cuando lo empujé por primera vez.

El lugar era oscuro pero podía sentir la fresca brisa sobre mi piel. El aire nocturno se sentía más fuerte en mis mejillas, debido al rastro de lágrimas que había dejado.

Tendido en el césped, pude ver la luna, era tan hermosa, estaba radiante acompañándose de sus pequeñas amigas las estrellas, en ese momento pensé que ellas deberían cerrar los ojos y mirar hacia otro lado, no quería que me vieran en esa situación, era vergonzoso.

—Eres muy hermoso, Jae. Has crecido muy bien —me dijo antes de besarme y luego lamerme el lóbulo de la oreja—. Solo relájate, respira hondo.

¿Respirar hondo? Quise dejar de respirar, quise que fuera más brusco, que excediera su fuerza y así moriría. Quise que me tapara tanto la boca que terminara ahogándome. Quizá tuviera fetiches de sometimiento y se sobrepasara al momento de estrangularme.

Nada de eso pasó.

Sentir su bulto rozándose contra mí ha sido de las peores experiencias que he vivido en mi maldita vida, ¿qué podría ser peor que esto? darme cuenta que soy un ser humano deplorable, me di asco al sentir que yo también estaba excitado ¿Cómo? ¿Cómo podría...? Era un cerdo despreciable.

—Eres tan dulce y delicioso como un pastelito, Dios —murmuraba en mi oído a la par que se frotaba contra mí—. Quiero comerte —estaba chupándome fuertemente el cuello—. Quiero que seas mío.

Miré nuevamente hacia el balcón pensando en que a Jeno también le gustaba mucho mi olor. ¿Seguiría gustándole aún sabiendo que en mi piel habita sudor ajeno?. También él decía que solo era suyo ¿Qué pensaría ahora? ¿Me odiaría? Yo me odio.

¿Por qué no grité? ¿Por qué no lloré? ¿Por qué no pedí ayuda? Cierto... Lo hice y no resultó. Pensé en que luego de pertenecerle no sabría cómo gestionar tanta mierda. ¿Quería pertenecerle?

Otoño. Vuelve a mí [Nomin] [Invierno].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora