Vol 3. Capítulo 5. -Fuegos artificiales. Parte 2

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Irónicamente, Neo también se sorprendió al ver a Futaba, pues él solo atrapó el celular por instinto.

Futaba : ¿S-Sengoku-san...?

Neo : Futaba-san... ¿Qué haces aquí a estas horas...?

-Sakuta, que ya iba un poco adelantado, apenas se percató de la ausencia de Futaba, así que giró rápidamente hacia atrás.

Sakuta : Eh... ¿qué haces aquí, Sengoku-san?

-Neo le entrega el celular a Futaba, y voltea a ver a Sakuta.

Neo : Doble turno en mi trabajo, y además vivo cerca de aquí.

-La verdad era imposible para Sakuta dudar de Neo luego de ver sus ojeras.

Futaba : Debes estar muy cansado...

-Expresó tras ver a Neo, como si este último hubiera estado en una guerra durante su jornada laboral. 

Neo : (''Es la Futaba de la escuela... ¿Todavía no lo solucionan? Ah... Como sea, al menos se ve que van progresando...'').

-Tras ver momentáneamente el rostro de ella, declaró en su mente. Seguido de eso, dio una suave palmada en la cabeza de Futaba y mostró una sonrisa que, ni Sakuta ni Futaba pueden interpretar: no guarda ningún sentimiento oscuro, pero tampoco mostró mucha felicidad, simplemente fue un acto... ¿genuino y gentil?

-''Me tengo que ir... Vayan con cuidado.'' -Declaró para despedirse.

Futaba : Buenas noches... Y muchas gracias por salvar a mi celular...

-A Neo pareció hacerle gracia la timidez de aquella chica, pues lo mostró con una muy discreta risita. Finalmente, Neo comienza a caminar en dirección opuesta a Sakuta y Futaba. Aquel encuentro con Neo dejo pensativos a esos dos. ¿Era verdad que viene de trabajar? ¿Y si no, qué hace aquí? Eran las preguntas que Sakuta se hacía a sí mismo.

Entre tanto pensamiento, Sakuta no se dio cuenta de que ya habían llegado a una tienda de conveniencia, donde habían acordado reunirse con Kunimi. Y hablando de este último, él ya estaba esperando frente a dicho establecimiento.

Kunimi : Llegan tarde...

Sakuta : Tu llegaste muy temprano.

Kunimi : Me dijiste que Futaba necesitaba ayuda. ¿Estás bien, Futaba?

-Cuestionó preocupado mirando a la chica mencionada. Sin embargo, lo que Sakuta y Kunimi no sabían, es que, en esos breves instantes, un mar de emociones ocurría en la mente y corazón de Futaba; lo cual hizo que se conmoviera a tal punto que dejo escapar sus lágrimas.

Futaba : ...En serio... Ustedes dos...

-Expresó sollozando.

Sakuta : Ya ves, Kunimi. La hiciste llorar.

-Kunimi mira confundido a Futaba.

Kunimi : ¿Yo la hice llorar?

Sakuta : Sin duda alguna.

Futaba : Yo no estaba sola... No lo estaba...

-Expresó mientras sollozaba e intentaba secarse las lágrimas. Kunimi miró enternecido a Futaba, y sonrió.

Kunimi : Sakuta. Cómpranos unos jugos a Futaba ya mí.

-Sakuta levanta una ceja con confusión y molestia.

Sakuta : No entiendo por qué tengo que ser yo al que exploten.

Kunimi : Después de todo, Futaba tiene que rehidratarse, ¿no?

Todos aman a Mai-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora