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Luego del encuentro del lunes en el cuarto del castaño, la semana pasó casi volando, Stiles llevaba una vida lo más tranquila posible, llevando cursos en excelente promedio y manteniendo la beca que lo distinguía, ayudando siempre a Derek en los cursos que el mayor no podía, mientras que Derek todavía no terminaba de adaptarse a las clases, prácticamente las odiaba pero más aún, odiaba a todo el mundo que lo veía con clara intención de acercarse por interés, evadiéndolos olímpicamente como si de fantasmas se tratase.

Y así llegó el fin de semana, ya casi terminaba el domingo y Stiles se encontraba durmiendo casi hasta las 1:30 pm, cuando...


Uno, dos, tres toques a la puerta.


Maldijo internamente mientras tomaba su almohada y la colocaba en su cabeza tapándose los oídos.

Pero los toques a la puerta no se detuvieron, y la segunda vez fueron más insistentes.

"Se irá si no respondo" pensó.

-Stiles, sé que estás ahí-. Abrió grande sus ojos y saltó rápido de la cama, cayéndose en el intento pero levantándose como resorte para ir a abrir la puerta.

La velocidad con la que se dirigió a la sala fue increíble, y al abrir la puerta no evitó irse hacia adelante, enredándose con sus pies.

Esperó caer estrepitosamente una vez más (como ya estaba acostumbrado), pero unos brazos fuertes lo atraparon para evitar el suelo. Stiles no podía creer lo que sus ojos veían, y sé quedó tan tieso que no pudo ordenar sus ideas claramente para erguirse por completo.

-Ten más cuidado-. "pudiste caer" pensó el moreno.

-De-Derek, ¿Qué-.

El rostro del moreno se encontraba serio como siempre. Pero sus latidos acelerados no engañaban a nadie, solo a Stiles.

-Stiles, pesas-. murmuró al castaño mirándolo a los ojos, esos ojos whisky llenos de vida y curiosidad que siempre llevaba.

Después de que cierto castaño se separara del todo confuso y a la vez alegre, invito a pasar al azabache, cerrando la puerta casi en silencio, viendo a un Derek un poco preocupado. No entendía que estaba pasando.

-¿Y bien? ¿Qué haces por aquí?-. Soltó la pregunta y el azabache que parecía dudoso trató de poner su mejor rostro sin resultado.

-¿Derek?

-Vine al repaso de química, como siempre Stiles-. Le salió más nervioso de lo que había ensayado.

-Derek, ya repasamos el examen de química este lunes, ¿todo en orden?-. Le preguntó enarcando inconscientemente una ceja en señal de preocupación.

Si era cierto que se pegaban los actuares y acciones del otro.

-Stiles yo-. Derek estaba a punto de decir algo, pero se calló de repente. Stiles iba a soltar un comentario sarcástico, pero Derek le hizo una señal de silencio ahora muy, muy preocupado.

-Derek qué pasa-. Susurró el castaño mientras unas pisadas en el quinto piso se escucharon a los lejos, parecían tacones y estaban caminando por todo el pasillo.

Stiles sintió miedo, como era posible escuchar pisadas si era el único que vivía en ese piso desierto, sin ninguna alma rondando.

Luego recordó que no era la primera vez que los escuchaba, hace una semana atrás antes del encuentro con Derek escuchó las mismas pisadas lentas pero que retumbaban todo el pasillo.

No le dio importancia porque fue muy de noche, y pensó que sería una alumna perdida o intentando hacerse la valiente por un reto.

Pero ahora, las pisadas las sintió diferentes, las sintió más peligrosas.

Instintos |O M E G A V E R S E| -P A U S A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora