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—¿Me estás diciendo que se tiró del quinto piso hacia su habitación porque creen que es un pervertido con un plan fallido?–. Casi gritó desconcertado el latino, ¿Stiles un pervertido? ¡Jamás!

—No tengo otra razón por la cual una persona en su sano juicio lo haría–. Una chica pelirroja estaba cruzada de brazos en señal de molestia, mientras veía como su compañera estaba claramente nerviosa caminando en círculos.

—¡Nada de lo que dices tiene sentido! En primer lugar, Stiles es gay, y en segundo, ¿No que iban en la misma clase? Sabes que ese chico es un cerebrito, lo primero que haría si quisiese coquetear sería estampar su cara frente a la mesa en estado de total negación–. Dijo con una mano estirada señalando la habitación, tratando de aliviar el ambiente tenso que los envolvía.

Las dos chicas se miraron, sin saber que decir. Una claramente furiosa, y otra sumamente curiosa. Tan diferentes y tan cercanas.

La chica de cabello castaño rubio de pronto, soltó una risita.

—Te dije que teníamos que poner el mueble lejos de la ventana Lydia–.

La pelirroja la miró como si se le hubiera salido un tornillo. —¿Qué?–.

—Cuando despierte hazle saber que esto no se quedará así–. Sentenció la pelirroja, para luego irse por el pasillo en paso digno mientras la chica más alta le seguía el ritmo riendo a su detrás.

Definitivamente eran un disparejo par.

Scott soltó todo el aire que no sabía estaba conteniendo. ¿Qué demonios pasó por la cabeza de su mejor amigo para hacer aquel acto suicida?

Se sentó en la silla más cercana frente a la habitación y soltó un gesto de total cansancio seguido de un largo suspiro, y, espero cualquier anuncio o aviso de los doctores respecto a su mejor amigo.

Stiles había caído inconsciente luego de llegar a la oficina de la directora Hale, cayó en un sueño profundo de más de 24 horas sin indicios de despertar. Los doctores dijeron que era raro, ya que, a parte de las fracturas y la pérdida de sangre, estaba estable.


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Era miércoles por la mañana cuando un muy desconcertado Stiles abrió los ojos, pidiendo agua con la voz más estrangulada y seca que jamás había escuchado su mejor amigo. Scott no dudó en llamar a la enfermera y brindarle un poco de agua tibia del dispensador gratuito.

—Stiles me tenías muy preocupado amigo, tú padre está en camino, la directora lo llamó y–.

Cuando terminó de tomar el agua, parpadeó un par de veces más tratando de enfocar su visión, sin embargo, las nauseas y el olor a hospital no se hicieron esperar. El castaño arrugo la nariz siendo observado bajo la atenta mirada de Liam, Theo, y dos chicas que no supo reconocer al instante.

Cuando volteó a verlas, un poco mareado, puso su mejor cara de duda y pudo ver que se pusieron nerviosas, mirándose la una a la otra.

—¿Lydia Martin?–. su cabeza hizo un click automático al ver con más detalle el pelirrojo cabello largo que tenía la chica, la única alfa popular del internado con su perfecto cabello de ensueño bien peinado, "Oh, genial, ¿Qué hace Lydia Martin aquí?" maldijo en su cabeza.

—Wow Lydia, podemos observar el encanto que tienes en los hombres, han pasado 2 días y su primera palabra es tu nombre–. escuchó la burla de la chica a su lado, la pelirroja le tiró un codazo pero la chica rubia solo siguió riendo para sus adentros.

—Stiles por fin despiertas que bueno que estés bie–

—Derek...–. Llamó su nombre, volteando a ver a todos lados sin rastro alguno de él.

Instintos |O M E G A V E R S E| -P A U S A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora