El domingo llegó y Lisa había vuelto a ser la misma de antes. Aquella mañana se despidió con una sonrisa fingida de su marido, el cual se movió remolón pidiéndole unos minutos más de sueño para luego alistarse e ir a la iglesia.
La rubia había llegado a la cafetería con las lágrimas a punto de caramelo, deseando que Jungkook llegara a tiempo para no encontrarse con Gong Yoo. Se movía en el estrecho lugar sobre sus balerinas, la falda de su vestido morado meciéndose de un lado al otro.
El pelinegro abrió la puerta cuando creía que haría un hoyo de tanto caminar. Fue verle y correr a sus brazos.
- Hola, ángel. Yo también te he echado de menos - Jungkook sonrió, y es que haberla visto el viernes no le había bastado.
Lisa rompió en llanto contra su pecho y cada tensión nerviosa de su cuerpo saltó alarmada. La tomó del rostro para verla y la tristeza fue notoria aparte de sus mejillas sin color.
- ¿Qué sucede, Lisa? - demandó preocupado.
- Jungkook, por favor, ayúdame.
- ¿Pero qué ha pasado? ¿En qué debo ayudarte?
Lisa perdió las palabras y estalló en llanto otra vez. Su cuerpo temblaba al recordar la noche reciente.
- Habla, por favor.
- Quédate conmigo.
- Estoy contigo, mi amor.
- No. Quiero que te quedes conmigo. Que dejes a tu mujer y vengas conmigo. Jungkook, estoy embarazada.
El pelinegro palideció, y aunque le encantaba la idea y debía preocuparse por los matrimonios de ambos, la sonrisa de su hijo inundó su mente.
- Lisa.
La rubia se alejó de él al ver su expresión. ¿Había sido demasiado impulsiva? ¿Lo había idealizado todo demasiado? ¿Él no sentía la misma necesidad de ser sinceros y alejarse de las personas que no amaban? Con valor limpió sus mejillas y sorbió por la nariz.
- Olvida lo que he dicho.
Caminó lejos de Jungkook, lejos de la cafetería y se postró a los pies de la cruz que colgaba en la cocina de la iglesia.
Había cometido demasiados errores, olvidando por el camino que hería a los demás, a un niño incluido.
- No he hecho nada bien en mi vida - sollozó tan fuerte que sus huesos vibraron - Siempre hago daño, pero dime... ¡¿por qué no han pagado los que me han hecho daño a mí?!
Lisa miró al Cristo colgado en la cruz.
- Dime por qué ellos no se sienten como yo. Yo hago daño y me carcome. ¿Pero y ellos? ¡Ellos nunca han ido a postrarse a tus pies por herirme! ¡¿Qué venganza hay para ellos?!
Jungkook se dejó caer al otro lado de la puerta con el rostro escondido entre sus manos. Había escuchado las súplicas de Lisa y su corazón se hizo añicos.
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Without Sin ~ Lizkook ~
Fanfiction"Grábame como un sello en tu brazo, Como un sello en tu corazón. Porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo. Es centella de fuego, llamarada divina... Si alguien quisiera comprar el amor Con todas las riquezas de su c...