"Grábame como un sello en tu brazo, Como un sello en tu corazón. Porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo. Es centella de fuego, llamarada divina... Si alguien quisiera comprar el amor Con todas las riquezas de su c...
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Jin se quedó horas conversando con Lisa mientras comía y Jungkook les observaba absorto a los pies de la camilla. Intentaba encontrar una salida correcta a todo aquello. Lejos de vengarse por el abuso de Gong Yoo se prometió ser un buen guía, un buen amigo y un buen esposo para la mujer que amaba.
No paraba de pensar que él había sido puesto en su camino para iluminar todos los rincones que permanecían oscuros. Sabía que ella era la correcta entonces. Lisa le escuchaba y era capaz de ser la parte que le faltaba, estaban hechos el uno para el otro. El carácter rebelde y grosero de Irene había acabado con el orgullo de Jungkook, pero ella había llegado para reponerlo. Lo alzaría a las nubes como él la alzaría a ella.
Tras una charla breve entre los hermanos a la puerta de la habitación acerca del tema de Namjoon, Lisa al fin fue dada de alta. Jungkook la llevó a la casa que compartieron un mes, donde charlaron llegando a conocerse uno al otro y donde descubrieron los espacios sin besar de sus cuerpos. Se encargó de limpiar y arreglar todo lo que faltaba de aquella casa mientras Lisa dormía una siesta en el sofá.
Se propuso ponerlo todo a su gusto, volver aquel sitio donde se había criado un auténtico hogar.
Apenas dos semanas después, Jungkook ya había firmado su divorcio tras adelantar el papeleo por una buena suma de dinero. Había tirado de la cuenta intacta que tenía tras haberse ido de casa, donde almacenaba el dinero que le dieron sus padres al no aceptar ningún negocio familiar.
Arregló la casa con la ayuda de una Lisa que solo pensaba en dormir por el cambio desorbitado de hormonas. La fachada ya no estaba surcada de enredaderas y habían arreglado la vieja mecedora. Cambiaron la alfombra que ocupaba la mitad del salón por una más moderna y colorida. Compraron los electrodomésticos necesarios y pintaron las paredes de un delicado tono marfil. Jungkook se había ocupado de hacer la cuna y tras pintarla de blanco la dejó en medio de la habitación vacía que solía pertenecerle.
- ¿Te gusta? - dejó caer la brocha al suelo empapelado para abrazar a su amada por la cintura.
- Me encanta - respondió con una sonrisa enorme que solo lo tentó a besarla.
- Seremos muy felices. Lo prometo.
Lisa asintió y besó a Jungkook en la mandíbula para regresar a la cocina donde aparte de cocinar, organizaba el nuevo juego de cubiertos.
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