"Grábame como un sello en tu brazo, Como un sello en tu corazón. Porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo. Es centella de fuego, llamarada divina... Si alguien quisiera comprar el amor Con todas las riquezas de su c...
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Un lunes nublado Jungkook se levantaba temprano para preparar la merienda que debía llevar Jeongsan al cole y luego poder ducharse para ir al trabajo, el cual quedaba a una hora de viaje en coche.
El agua tibia recorría su cuerpo mientras pensaba en todo lo que había hecho para estar en aquel lugar y en aquel momento. Sus abuelos estarían felices de verlo crecer en la vida en el hogar donde pasó los mejores años, con familia que de verdad lo quería. Estaba tan sumido en sus pensamientos que no notó la presencia de alguien más en el baño.
Lisa había despertado al sentir el ruido de la ducha. Tras echarle un vistazo a Jeongsan, entró al baño donde su futuro marido se daba una ducha antes de partir al trabajo y dejarla sola en casa hasta la tarde. No tenía mucho en lo que entretenerse, mucho menos al estar siendo perseguida por las calles por su marido, el cual ya le había informado a su jefe. Eran como vacaciones gratis, pero el no poder regresar a su rutina laboral mientras el embarazo se lo permitiera la estaba estresando.
Decidida a no pensar en nada por un par de minutos, dejó caer la bata al suelo revelando su delgada figura y un vientre duro que comenzaba a abultarse con lentitud. Deslizó la mampara a un lado haciendo el menor ruido posible y posó sus manos en el cuerpo de Jungkook.
El pelinegro dejó escapar el aliento al sentir el tacto de aquella mujer. Lo había abrazado por el pecho con un brazo y su mano libre bajaba por todo su torso haciéndolo sisear.
- Lisa.
- Shhh - la rubia se puso de puntillas para besuquearle el cuello mientras su mano llegaba a la masculinidad de Jungkook.
El agua cubriéndolos y los leves gemidos del pelinegro fueron la guinda del pastel en aquel encuentro a plena mañana. El Sol comenzaba a ponerse fuera, todos tranquilos excepto ellos.
- Dime que me amas.
- Te amo, Lisa.
La mujer mordió la nuca del pelinegro incrementando el ritmo de su toque sobre aquella erección que la esperaba ansiosa. Un gruñido rompió el silencio del baño y fue ahí cuando Jungkook encontró su liberación dejándose mimar por su mujer.
- ¿Mejor? - preguntó ella de forma coqueta.
- ¿Cómo se te ocurren hacer estas cosas? - Jungkook se giró sin aliento, aún afectado por su reciente orgasmo.
- Creía que necesitabas empezar bien la semana.
- Lisa - gimió su nombre y atrapó su cabello mojado para besarla con fuerza - No puedo devolvértelo. Se hará tarde y necesito llevar a Jeongsan al colegio.
- No quiero que lo devuelvas, cielo. Solo con verte estoy satisfecha, no hago las cosas porque espere lo mismo de ti.
- Joder, por eso te amo tanto.
Se envolvieron en una guerra de besos bastante corta hasta que Jungkook salió del baño con un gruñido de frustración. Quería complacer a la rubia pero el tiempo corría en su contra.
