Capítulo 6

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¿Qué había dicho ese hombre? Parecía avergonzado, hundido, y no era para menos

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¿Qué había dicho ese hombre? Parecía avergonzado, hundido, y no era para menos. Sus vidas eran desastres de los que apenas podían recuperarse y sacar algo bueno.

- Jungkook - la rubia susurró su nombre con sorpresa.

Había visto cómo él y su mujer discutían, y que no la amara daba respuesta. Pero desear a otra mujer era cosa difícil, sobretodo si el adulterio podía ser cometido con la mente y los actos. Jungkook ya era un adúltero frente a los ojos de todos.

- Es lo que tanto me pesa. Es lo que me mantiene al fuego vivo cada día. No sé a dónde me está conduciendo esto - el pelinegro bajó la cabeza y Lisa solo se quedó callada.

No podía evitar sentir una punzada de celos y tampoco era que pudiese regañarle cuando le estaba pasando lo mismo justo con él. Sabía que ambos estaban sucios por dentro, almas corrompidas por la carne. Estaban decayendo espiritualmente y pronto terminarían muriendo de pena.

Los minutos pasaron y el chico se removió intranquilo. ¿Por qué Lisa no le regañaba o aconsejaba? Tenía experiencia en eso, su esposo era el pastor y escuchaba fuertes confesiones día a día.

- Por favor no te quedes callada - susurró demolido.

Sus pensamientos eran con ella pero no pudo evitar sentirse cohibido por la imagen que tendría la rubia de él tras contarle tan gran secreto.

- No sé qué decir. Tu esposa es guapa y...

- No la deseo. No como deseo a otra mujer.

Ella jadeó por eso y apartó la mirada con un sabor amargo en la boca.

- ¿Conozco a esa mujer?

Los truenos resonaron a través de la madera. El ambiente a su alrededor era frío pero ya estaban lo suficientemente avergonzados y en incómodas situaciones como para preocuparse de ello.

- Supongo - respondió sabiendo que entraba en zona pantanosa.

- ¿Desde cuándo?

- Hace unas semanas.

- ¿Le has dicho a tu mujer?

- Claro que no. Soy incapaz de contarle eso... más que nada por nuestro hijo.

Lisa se quedó callada pensando en mil cosas hasta que el morbo y la duda le pudieron... también los celos. Si le decía que no amaba a su mujer, que no era feliz, que estaba deseando a otra, entonces no habría problema en saber la identidad de aquella mujer que robaba más su atención que la despampanante Irene.

- ¿Cómo pecas? ¿Sueñas con ella? ¿Has estado con ella?

- No. Solo... la imagino contra mi piel día y noche.

Los escalofríos removieron a la rubia haciéndola cerrar los ojos con fuerza. Podía imaginarse a ella misma durante esa escena.

- ¿Desnudos?

Without Sin ~ Lizkook ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora