Capítulo 3

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Habían transcurrido varias semanas desde que el matrimonio Jeon se mudó a un pueblo de la capital

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Habían transcurrido varias semanas desde que el matrimonio Jeon se mudó a un pueblo de la capital. Fueron innumerables veces más a la iglesia. Irene se había ofrecido a ayudar a Yuna en la cafetería y como era ama de casa y Jeongsan había comenzado el colegio, se pasaba las mañanas enteras allí haciendo cualquier pequeñez.

Aquel día sabía que su marido iba a la casa pastoral por una petición del pastor Gong Yoo a la que no se había negado. Jungkook había encontrado trabajo al fin con una nueva brigada de albañiles y para ganar lo suficiente aceptaba los trabajos por cuenta propia.

Gong Yoo quería comenzar a decorar una habitación vacía de su casa que sería la de su futuro primogénito. Jungkook había aceptado tras la insistencia de su mujer y se encontraba frente a la casa al otro lado de la calle de la iglesia. El cielo parecía tan enfadado como él, y era que llevaba semanas evitando a Lisa e hincando rodillas a la noche para redimir sus pensamientos impuros con respecto a ella. No había podido tocar ni una vez más a su mujer porque se sentía indigno de ello, y como siempre, Irene no mostraba interés en intimar mientras él no se lo pidiera.

Con un peso enorme en el alma tocó al timbre pidiendo ayuda al cielo por décima vez aquella mañana. Minutos pasaron y no hubo respuesta por lo que volvió a tocar dos veces. Segundos después la puerta se abrió revelando a una rubia sonrojada. Su cabello estaba despeinado y cerraba su bata de dormir con fuerza contra su pecho.

- Buenos días, Lisa.

Jungkook nunca se refería a ella como "hermana" tal y como hacía el resto de creyentes. No podía de cierta forma aunque sabía que para Dios ambos eran iguales.

- Oh, Jungkook - el rubor en sus mejillas se intensificó más y él quiso saber el por qué parecía tan perjudicada - Pasa, por favor.

La rubia abrió aún más la puerta para que entrara y en su tono de voz se notaba el cansancio. ¿Había tenido una pesadilla?

La mente de Jungkook maquinaba en busca de respuesta a la fachada de la chica, pero en ningún momento llegó a pensar en que la razón de una Lisa tan atolondrada fueran sus manos sobre su intimidad. Ella no pudo soportar el calor que le había dejado el sueño que la despertó justo cuando su esposo se marchó de casa para cumplir sus labores de pastor y visitar a los que estaban decaídos en la fe. Había abierto los ojos sudada, jadeante, pensando en cómo el marido de la vieja amiga de Gong Yoo la tocaría bajo el vestido floreado que usó el día de la cena, o en cómo temblaría si volviera a estar presente en las clases dominicales a las que dejó ir solo a su hijo.

Lisa había mirado el reloj y pensó en los minutos que quedaban para que llegara Jungkook. Sería incapaz de controlarse si no calmaba su pasión repentina, así que envuelta en las sábanas se desnudó y pidió perdón tras correrse como nunca antes. Y allí estaba, de pie bajo el escrutinio curioso del dueño de sus sueños eróticos. Esos sueños que había dejado de tener tras casarse y escuchar que eran pecar con la mente.

Without Sin ~ Lizkook ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora