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Tweek estaba sentado en el sofá del salón, envuelto en una manta acogedora, mientras los destellos de la pantalla iluminaban su rostro cansado

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Tweek estaba sentado en el sofá del salón, envuelto en una manta acogedora, mientras los destellos de la pantalla iluminaban su rostro cansado. A pesar de la hora tardía, sus ojos no encontraban descanso y su mente se debatía entre la somnolencia y la agitación. Su cabello revuelto y su expresión ligeramente agotada reflejaban su estado de insomnio. Vestía una camiseta desgastada y unos pantalones cómodos, mientras sostenía con ambas manos una taza de café humeante.

Para pasar las noches en vela, solía entretenerse viendo películas piratas o siguiendo a streamers interesantes.

En medio de la penumbra de la habitación, notó unos pasos que se acercaban desde detrás de él. Era Thomas quien llevaba un pijama de tonos azules y sus ojos mostraban signos de cansancio, los cuales frotaba con frecuencia.

Desde la puerta que conectaba al pasillo, observaba a Tweek con atención.

El ambiente en la sala era tranquilo, solo se escuchaba el sonido de la televisión y los suspiros del cafeinomano por su falta de sueño. La iluminación tenue de la lámpara creaba una atmósfera serena, mientras el aroma del café llenaba el espacio.

Thomas observaba a Tweek desde la puerta, con una mirada serena y una pizca de curiosidad. Parecía haber despertado de su propio sueño intranquilo y buscaba algún tipo de compañía en la tranquilidad de la noche.

—¡Gah! Ah, Perdón, ¿te desperté?—Se disculpó, con un deje de preocupación.

—No es eso...—jugueteó con sus dedos, avergonzado.

—¿No puedes dormir?—

—No... Estoy ¡Coño! cansado, pero mi cerebro simplemente no se apaga, joder.—

—Puedes hacerme compañía, ¡Ah! Si quieres claro.—

—Me encantaría.—

—Uh... ah... ¿Quieres un poco de café?—Thomas rió.

—¿Café para el insomnio?—Tweek se encogió de hombros.—Bueno, si. No me vendría mal.—

Thomas se hundió en el acogedor sofá de la sala, sintiendo el peso del agotamiento acumulado en su cuerpo. Mientras tanto, el rubio se apresuró hacia la cocina, con su característico nerviosismo y exceso de energía, para preparar una taza de café.

La adicción a la cafeína llegó desde temprana edad, los padres de Tweek lo habían expuesto a su café "especial", una mezcla que contenía metanfetaminas. Aquella bebida, diseñada para mantenerlo alerta y activo, lo había llevado  a desarrollar una adicción. Aunque el café que ahora llevaba no estaba envenenado con aquellas sustancias, seguía siendo su salvavidas, lo único que le brindaba cierto alivio en medio de su agitada existencia.

Tweek, con sus manos temblorosas, seleccionó cuidadosamente los granos de café y los molió con precisión. Su mente estaba en constante movimiento, saltando de un pensamiento a otro, mientras su cuerpo se movía de forma inquieta por la cocina. Las luces brillantes de la habitación aumentaban su sensibilidad y estimulaban aún más su hiperactividad.

Chulo. (Twenny) (Creek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora