Kenny, un chico guapo y rubio, se encuentra enamorado de un joven paranoico y neurótico. Sin embargo, este último solo tiene ojos para su mejor amigo. Determinado, Kenny hará todo lo posible para conquistar su corazón.
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Kenny colgó el teléfono sintiéndose abatido. Se preguntaba qué pensaba Tweek de él después de lo sucedido. él. A pesar de haberle dejado en claro que lo que habían tenido fue simplemente sexo, había una parte de Kenny que secretamente esperaba que hubiera algo más entre ellos. La incertidumbre y la confusión se reflejaban en su mirada perdida mientras sus pensamientos se agolpaban en su mente.
Pero Butters, que observaba en silencio, notó la expresión perdida en la mirada del mayor. La situación se volvió incómoda, ambos guardaron silencio sin saber qué decir.
—¿Has hecho el amor con Tweek?—Preguntó tímidamente.
—¿Ah?—
—Lo dijiste antes, dijiste que... salchichas, te lo habías follado.—Sus ojos fijos en sus manos, las cuales jugueteaban nerviosamente entre sí. Sus dedos se entrelazaban y luego se separaban, moviéndose de manera rítmica y repetitiva.
—Agh.—Se quejó mientras rascaba su nuca.—Es algo privado Butters, ya sabes...—
—Ah, si... lo entiendo.—
Butters miró al mayor con tristeza y una mezcla de ira que le invadía. No podía creer lo cruel que podía ser con él. Se sentía utilizado y manipulado, pero ahora se daba cuenta de que no era el único. ¿Cómo podía jugar con los sentimientos de Tweek de la misma manera? Tweek era su amigo, alguien vulnerable que merecía ser cuidado y protegido.
—¿Qué es lo que quieres de Tweek?—Sus uñas, perfectamente cuidadas, brillaban bajo la luz, mientras los dedos seguían su danza incesante.
—¿Disculpa?—
—¿Qué es lo que quieres de él?—
—No quiero nada, solo pasamos el rato.—
—¿Pasar el rato?—Fruncio el ceño.
—Ya sabes, Tweek me gustó desde la primera vez que lo vi.—La ira creció dentro de Butters, alimentada por la sensación de injusticia y la traición que sentía.
Butters se sentía desafiado por la actitud de Kenny. No iba a permitir que siguiera utilizando a Tweek como si fuera un objeto más en su juego de seducción.
—¡Eres un cerdo!—Kenny miró al menor desconcertado.
—¿Qué estás diciendo?—
—¿Crees que puedes jugar con las personas, largarte y actuar como si nada hubiera pasado?—
—¿Qué?—
—¡Hazte el desentendido ahora!—
—¡Pero es que no sé de qué mierda me estás hablando!—
—¡Jugaste conmigo, Kenny! Y ahora... y ahora pretendes hacer lo mismo con Tweek, porque eres un monstruo sin corazón.—
—No es así, Butters. Solo fue una situación complicada, lo siento si te lastimé. Pero con Tweek es diferente.—
