Kenny, un chico guapo y rubio, se encuentra enamorado de un joven paranoico y neurótico. Sin embargo, este último solo tiene ojos para su mejor amigo. Determinado, Kenny hará todo lo posible para conquistar su corazón.
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Craig se había pasado todo el día sentado en la pequeña sala de estar de su apartamento, hablando con Tricia, su hermana menor, quien parecía más interesada en su consola que en la conversación. La luz del sol se filtraba tenuemente a través de las cortinas, iluminando el polvo que flotaba en el aire. Tricia estaba absorta en su consola de videojuegos, con los ojos fijos en la pantalla y los dedos moviéndose rápidamente sobre los botones. Craig, sin embargo, estaba inquieto, caminando de un lado a otro mientras hablaba.
—¿Te das cuenta de lo que me ha hecho?—preguntó Craig, su voz cargada de frustración. Tricia, sin apartar la vista de la pantalla, movió un personaje en su juego, concentrada en derrotar al jefe final. Sus dedos volaban sobre los botones del mando, pero eso no impidió que contestara.
—Sí, sí, Tweek te mintió, bla bla bla...— respondió ella distraídamente.
Tricia apenas desvió la mirada de la pantalla, respondiendo con un tono de aburrimiento.—Es tu culpa, Craig. Si no lo hubieras hecho sufrir desde el principio, no se hubiera ido con Kenny. Ahora podrían ser pareja.—
Craig se detuvo y frunció el ceño, sintiendo una punzada de ira.—¡Eso no es justo! Tweek me prometió que dejaría a Thomas y que no volvería a ver a Kenny. ¡Ninguna de esas promesas las cumplió!—
Tricia suspiró, pausando el juego y finalmente volviendo su atención hacia su hermano.—Mira, Craig, Tweek es... complicado. Siempre lo ha sido. Pero si te prometió algo y no lo cumplió, debe haber una razón. —
Craig suspiró y se dejó caer en el sofá junto a ella.—Claro que lo he pensado. Pero no tiene sentido. Si realmente quisiera estar conmigo, haría cualquier cosa por romper con Thomas.—
Tricia levantó una ceja, observando a Craig con escepticismo.—¿Y tú? ¿Realmente has hecho todo lo posible para entender a Tweek y ayudarlo? A veces me parece que solo piensas en ti mismo.—
Craig se sintió herido por las palabras de su hermana, pero sabía que tenía razón en parte. Había sido egoísta en muchas ocasiones, poniendo sus propias necesidades y deseos por encima de los de Tweek. —Quizás tengas razón.—murmuró, bajando la mirada.
—Claro que tengo razón.—dijo Tricia con una media sonrisa, volviendo a su juego.—Y mientras sigas pensando solo en lo que Tweek te prometió, no vas a llegar a ningún lado. Deberías estar pensando en lo que está pasando realmente en su vida. Debe haber algo más.—
—¿Qué quieres decir con algo más? ¿Qué podría estar pasando?—
Tricia se encogió de hombros.—Y yo que coño sé. Pero Tweek no es alguien que rompa promesas sin motivo. Siempre ha sido honesto, incluso cuando le costaba. Tal vez hay algo que no nos está diciendo, algo que lo está afectando.—
Craig miró hacia el suelo, tratando de procesar las palabras de su hermana. Tweek siempre había sido una mezcla de nervios y honestidad brutal. Aunque sus promesas eran difíciles de obtener, una vez hechas, solían ser inquebrantables.
