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Tweek se encontraba en su sofá, inmerso en la monotonía de cambiar de canal tras canal en busca de algo que pudiera distraerlo de la desagradable realidad que lo envolvía

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Tweek se encontraba en su sofá, inmerso en la monotonía de cambiar de canal tras canal en busca de algo que pudiera distraerlo de la desagradable realidad que lo envolvía. El zumbido constante del televisor llenaba la habitación, aunque apenas registraba lo que mostraban las imágenes que parpadeaban frente a él. Su mente estaba en otro lugar, en el tumulto emocional que lo había dejado con un corazón pesado y heridas físicas que aún ardían.

Con movimientos cuidadosos, Tweek colocó una bolsita de hielo sobre las marcas en su rostro. El frío se filtró a través de la tela y encontró su camino hasta la piel sensible, trayendo un alivio momentáneo al dolor físico que se entrelazaba con el dolor emocional.

Tweek bajo la mirada con ojos cansados.—¿Por qué, Thomas? ¿Por qué tienes que hacer esto una y otra vez?—El joven cerró los ojos con fuerza, tratando de contener la oleada de rabia que crecía dentro de él.

Cada respiración era un tormento, cada movimiento un recordatorio constante de su vulnerabilidad. Con un gesto de frustración, lanzó la bolsa de hielo contra la pared, un acto impulsivo nacido de la ira que burbujeaba dentro de él. El sonido del impacto resonó en la habitación, marcando el punto culminante de su desesperación.

Las lágrimas comenzaron a emerger, traicioneras, rodando por sus mejillas mientras se dejaba llevar por la marea de emociones abrumadoras. Sus manos temblaban, impotentes ante la situación que lo había llevado a ese estado.—¡Maldita sea!—exclamó entre sollozos, su voz cargada de frustración y desesperación.

Las imágenes del incidente seguían atormentándolo, reproduciéndose una y otra vez en su mente como una película incesante de horror y confusión. Su neurótica y paranoica mente lo llevaba a revivir momentos del pasado que preferiría olvidar. De repente, como un ominoso presagio, los tics comenzaron a invadir su cuerpo una vez más.

Con una fuerza casi desesperada, sus dedos se enredaron en la maraña de cabello y comenzó a tirar de ellos como si pudiera arrancar de raíz los pensamientos y recuerdos que lo atormentaban. Cada tirón era un intento por liberarse de la opresión de su propia mente.

Las lágrimas fluían libremente por su rostro, mezclándose con el sudor y el dolor. Tweek sintió cómo su cuerpo comenzaba a tensarse, cómo su piel se erizaba y su respiración se volvía entrecortada

Su rostro se contorsionaba en una mueca de dolor y desesperación, mientras las lágrimas inundaban sus ojos y descendían por sus mejillas. El sonido de su propia respiración agitada resonaba en la habitación, mezclándose con el eco de sus sollozos ahogados.

—¡Gaaah!—El miedo se apoderaba de su ser mientras los mechones de cabello caían en sus manos, como testigos mudos de su desesperación.

Tweek luchaba por contener el terror que se apoderaba de su mente, pero la sensación de pérdida de control lo inundaba con una fuerza abrumadora.

Chulo. (Twenny) (Creek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora