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El brillo de la noche se reflejaba en los ojos de Kenny,  se encontraba en su apartamento oscuro y desgastado, sumido en la penumbra envuelta en una neblina de decadencia y desesperación

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El brillo de la noche se reflejaba en los ojos de Kenny,  se encontraba en su apartamento oscuro y desgastado, sumido en la penumbra envuelta en una neblina de decadencia y desesperación. Con una tarjeta de crédito doblada, Kenny trazó una línea perfecta sobre la superficie de una mesa desgastada. Su mente ya estaba anticipando el efecto eufórico que pronto inundaría su cuerpo y lo liberaría de los oscuros pensamientos y recuerdos que lo acosaban.

Con manos temblorosas, se preparaba para inhalar una línea de cocaína que reposaba sobre la mesa frente a él. La adrenalina corría por sus venas, buscando un breve alivio para sus preocupaciones y su vida llena de miseria. Las luces parpadeantes y la música ensordecedora creaban una atmósfera frenética en la habitación decadente en la que se encontraba.

Mientras se inclinaba para preparar otra línea, el teléfono móvil vibró sobre la mesa, interrumpiendo su ritual narcótico. Una llamada inoportuna que lo sacó de su trágico trance.

Kenny frunció el ceño, molesto por la interrupción. Alzó la mirada y su mano temblorosa dejó la cuchara con la sustancia blanca sobre la mesa.

Kenny levantó el teléfono y, en la pantalla, el nombre "Lexus" parpadeaba brillando en la pantalla. Era una prostituta con la que había trabajado anteriormente y de la cual era el chulo. Aunque sus vidas estaban conectadas por motivos puramente económicos. Lexus, una prostituta de cabello oscuro y ojos enigmáticos, había sido una presencia constante en la vida de Kenny desde que se adentró en el oscuro mundo de la prostitución.

Intrigado y con la nariz todavía impregnada de polvo blanco, Kenny deslizó el dedo por la pantalla y contestó la llamada.

La voz de Lexus sonaba preocupada y ligeramente entrecortada.

—Kenny, necesito verte ahora mismo.—dijo ella, su voz revelando una urgencia que hizo que la adrenalina corriera por las venas de Kenny.

La seriedad en su tono hizo que Kenny se enderezara, instantáneamente interesado. ¿Qué podría ser tan importante para que Lexus lo contactara en un momento como ese?

—¿Qué quieres, Lexus? Estoy ocupado.—murmuró con una voz cargada de desinterés.

—Tenemos un problema en el club y no sé qué hacer.—Kenny frunció el ceño, sintiendo una punzada de preocupación. Aunque su relación con Lexus era compleja y poco convencional, se sentía responsable de su bienestar.

Con un suspiro de resignación, Kenny cerró el estuche de cocaína y se levantó de la mesa.

—Mantén la calma, Lexus. Estoy en camino.—respondió, apretando el puño en un intento de controlar sus ansias por la droga. En ese momento, el fuerte olor a decadencia y desesperación que llenaba su apartamento se volvió más insoportable.

Kenny se adentró en las frías calles de Colorado, su aliento formando pequeñas nubes blancas en el aire nocturno. El viento soplaba con fuerza, agitando su cabello rubio y recordándole la realidad cruda de su vida.

Chulo. (Twenny) (Creek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora