XXII. Hay peores cosas que la muerte

195 11 48
                                    

La batalla que tuvo lugar en el reino demoníaco dejó una ligera nube de cenizas, que se levantó mientras el ejército de la, ahora difunta, Gobernadora Dina Barron, se retiraba. Alba observó el cuerpo destrozado de Dina, atravesado por raíces fuertes y cubierto de sangre; estaba irreconocible. Con una daga cortó un mechón de cabello y lo guardó.

A pocos metros, Robert auxiliaba al heredero Page, quien había sido atravesado por la espada enemiga. Sólo quedaba el bando de los demonios y los pocos humanos que se habían unido a ellos.

Los ojos de Robert estaban llenos de preocupación, mientras Jimmy continuaba murmurando que Dina era una marioneta. Lo abrazó, cuidando no presionar su herida y lo cargó gentilmente para sacarlo del campo de batalla; sus generales lo miraron, los soldados, los humanos y demonios comunes; los nativos del reino demoníaco sentían un inmenso desprecio por esa escena: un rey demonio adorando a un humano.


En un carruaje, Jimmy volvió al palacio de Robert, donde se llamó a demonios para atender sus heridas, pero Jimmy se rehusó; simplemente se cubrió con su capa roja y caminó hasta la habitación que se le había asignado. Robert lo siguió de cerca, preocupado por su estado.

—Jimmy— trató de alcanzarlo, pero este entró en la alcoba. La puerta estaba abierta, así que el rubio entró, cerrando detrás de sí—. Deja que te revisen— pidió.

—Estoy bien— Jimmy se sentó en el sillón, mostrándose preocupado por otra cosa.

—No lo estás, acaban de apuñalarte— aseguró, caminando hasta él.

—No es nada— Jimmy parecía frustrado.

—Deja que yo te revise— se acercó, pero Jimmy empujó sus manos fuera.

—No. De verdad estoy bien— aseguró—. ¿Me veo herido?— cuestionó. Robert vio la mancha de sangre en el traje blanco, debajo de la capa roja en sus hombros.

—Hay mucha sangre— señaló.

—Ya pusiste hierbas medicinales. Estaré bien— volteó la cara—. Lo que me preocupa ahora es el asunto con Dina— comentó. Robert lo observó a detalle, realmente parecía que no estaba herido, si se ignoraba la ropa blanca rasgada y cubierta de sangre.

—¿Lo de que es una marioneta?¿No se supone que sólo los demonios pueden serlo?— preguntó, sentándose en el sillón individual.

—Su sangre tenía un olor peculiar y sabemos que la sangre juega un papel importante en ese hechizo. Creo que la verdadera Dina murió hace mucho— aseguró. Robert parecía confundido—. Eso explicaría la espada en la mano izquierda. Dina era ambidiestra y usaba dos espadas. Él es zurdo

—¿Él?

—El hechicero más poderoso que existe en Amapola— explicó—: Mi padre.

—¿Qué?¿No murió en el ataque al palacio?

—Eso pensaba, pero Dina dijo que lo mantuvieron con vida y... Estoy seguro de que es él. Lo conozco, tiene un odio desmesurado contra los demonios— aseguró—. Quiere que vaya con él y me convierta en el nuevo gobernador de Amapola— contó. Robert se extrañó.

—Nunca conocí a tu padre.

—Habría intentado matarte si lo hubieras conocido— sonrió Jimmy. Robert soltó una risa airosa.

—Te habría dejado huérfano antes— se burló. Jimmy forzó una sonrisa—. Si es tu padre, ¿por qué pelea contra sus propios hijos?

—Ashen no es su hijo. Es el resultado de la infidelidad de mi madre y él lo descubrió el día que Ashen nació.

Jimbert - Carry on wayward sonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora