Una visita de Octopus

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Llegó la noche de nuevo, no podía dormir y mis ojos seguían abiertos hasta muy tarde, me levanté y salí de la habitación, se me ocurrió una idea para salir de nuevo de mi encierro, me dirigí a la habitación de huéspedes y toqué la puerta.

No abrió, ni tampoco respondió, seguramente estaba durmiendo, me tocaría despertarlo entonces, así que no me importó entrar sin permiso.

La luz estaba encendida, la cama aún estaba tendida pero había ropa de dormir encima de ella. El televisor estaba encendido pero sin volumen, era una estupidez dejarlo encendido así.

Lo apagué.

Harry salió completamente empapado del baño y con una toalla alrededor de su cintura pero de lo demás estaba expuesto. Se estaba secando el cabello con otra toalla.

Me notó cuando dejó de hacerlo, el cabello le quedó completamente despeinado. Parpadeó, luego abrió sus ojos como platos y me sentí tan nerviosa cuando observé su cuerpo, toda su piel estaba bronceada y no había notado los gruesos que eran sus brazos, musculosos y definidos, pectorales firmes y abdomen parecido a una barra de chocolate, el encanto no terminaba allí si no que las líneas uve de más abajo se perdían bajo la toalla, después aparecían sus musculosas y largas piernas.

Notó que le estaba dando una larga mirada y sonrió de forma arrogante, me devolvió la mirada y me di cuenta de que yo estaba en mi blusón de ceda,corto y transparente, aparté mis ojos de él.

- ¿ Qué rayos haces aquí? - Exigió y lo volví a observar, al rostro no a su maravilloso cuerpo.

- Vine a hablar contigo - Me encogí de hombros.

- ¿ A las doce de la noche?

Asentí con la cabeza - Sí, no estás durmiendo y eso es más extraño... Digo... ¿ Quién se baña a ésta hora ?

- Yo - Hizo un gesto obvio - Después te quejas de que no uso la puerta.

- Yo sí la usé.

- Pero no tocaste - Resopló.

- Si lo hice pero como no abriste decidí entrar, es así como funciona la norma de las puertas, tú tocas, esperas y si no hay respuesta entras...

Soltó una carcajada - ¿ Normas de las puertas? ¿ Eso existe ?

- Sí, en el mundo de los normales sí... Es algo que tú no aprendiste nunca.

- Pero tú no eres normal - Me dió la espalda para ir por su ropa.

De nuevo me perdí, su espalda era ancha y tallada en músculos, ni hablar de su trasero. La toalla lo moldeaba y dejaba comprobar que si era abundante.

No había visto a un hombre así de desnudo, no alguien que no fuera Yered, sentí la sensación amarga de nuevo.

- Regresa mañana, es muy tarde para responder a tus preguntas - Dijo cuando se giró de nuevo.

- No es sobre eso que quiero hablar.

- ¿ A caso quieres vengarte de lo que hizo tu novio ? - Se acercó tanto que empecé a temblar, retrocedí hasta la pared.

Apoyó sus brazos a ambos lados de la pared, cerrando mis salidas y me quedé quieta cuando rompió la distancia. Se acercó tanto que la calidez de su cuerpo me envolvió de nuevo, observé su pecho, las gotas ya se habían secado casi por completo.

Elevé mi mirada y me sostuvo de la barbilla.

- No es eso... - Traté de hablar pero rozó sus dedos por mi cuello, sentía como el hormigueo recorría mis muslos y se aglomeró en el centro de mi cuerpo, sus caricias me encendían, debía aceptar eso pero había una grieta demasiado ancha entre él y yo, no pensaba cruzarla bajo ningún concepto.

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