Juego Peligroso

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- ¿ Qué modelo de auto es éste? - Pregunté mientras salíamos de la cabaña, condujo por el camino lentamente, entre el bosque, el olor de la lavanda impregnó nuestros alrededor.

- Seat 124 Sport - Dijo, para mí fué como si hablara en chino pero igualmente asentí como si comprendiera - ¿ Te gusta ?

- Es pequeño pero cómodo, si alguna vez compro un auto quiero que sea así como éste, aunque dudo que aún salgan a la venta - Admiré cada cosa de aquel auto tan pequeño.

- No, ya no.

- Lo conservaste muy bien - Dije sonriendo y me devolvió la sonrisa.

- Ya sabes que atesoro las cosas que me tren recuerdos.

- Ya no me queda duda.

Nos detuvimos al borde del camino en medio del bosque.

- ¿ Ya llegamos? - Pregunté sin poder creerlo.

- Bajemos del auto - Abrió la puerta y salió, hice lo mismo.

Caminó entre los árboles y lo seguí sin dejar de dirigir mi mirada a todas las direcciones posibles, había algo que me hacía sentir insegura desde que supe de la existencia de esos espíritus y de Octopus, pero aún así admiré aquel hermoso lugar, una chica cuyo sueño era ser bióloga siempre se tomaría su tiempo de detallar cada matiz de la naturaleza, toda la armonía de aquel lugar giraba en torno a nosotros.

Aunque los mosquitos hicieron de la suya y me picaron los brazos, estaba en camiseta al igual que Harry pero solo parecían perseguir mi cuerpo, me pregunté si la sangre de él no era de su gusto, si tal vez sabía diferente o no era sangre en sí.

El espíritu condenado era intocable para los insectos, incluso las abejas que se posaban en la lavanda se alejaban de su paso. Se mantuvo adelante sin observar hacia atrás.

La caminata duró unos diez minutos, se detuvo cuando llegamos a un claro.

Mi mirada se perdió en un lago en medio del bosque, eran grande y cristalino, el agua brillaba con el sol y se movía pacientemente. Me acerqué a la orilla sin dejar de contemplar ese esplendor, me agaché y acaricié el agua con mis dedos, estaba fresca, oportuna para los diez minutos de caminata.

Estaba sudada y la piel me picaba aunque fuera tentadora yo no llevaba traje de baño y la ropa interior era demasiado atrevida.

- Es hermoso, nunca supe que hubiera un lago en Wilcher - Dije pero negó con la cabeza.

- Ésta tierra es virgen, solo yo la he pisado, claro, ahora tú también... Esto no es Wilcher Anne - Corrigió un poco irritado ¿ Por qué cada vez que pronunciaba ese nombre le causaba furia ? En ese sentido tenía mucha coincidencia con el archivo misterioso que Octopus envió.

- Si estuviera en la universidad me serviría mucho estudiar éste lugar para mi tesis, nadie a parte de nosotros a pisado éste suelo, sería increíble ser la primera en documentarlo - Murmuré con un poco de tristeza, mi sueño estaba cada vez más lejos de cumplirse.

- Aún puedes lograrlo - Me observó de esa forma diferente, no podía explicar lo que sucedía cuando nuestros ojos se encontraban.

Sus palabras no me devolvieron el ánimo, con esos espíritus siguiéndonos, esos demonios rondando para capturar y hacernos daño era imposible llevar una vida normal como la que tenía planeada.

- No vinimos aquí solo para admirar y lamentar nuestra vida - Se acercó a la orilla, quitándose la camisa, me tensé de inmediato.

- ¿ Qué haces ? - Me alejé un poco, exaltada.

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