En este vasto mundo, donde el amor correspondido es un tesoro escaso y esquivo, encontrarse entre los pocos afortunados que lo experimentan significa haber sido bendecidos con una dicha excepcional. Es como contemplar un amanecer radiante en medio de un cielo nublado, sentir la suave caricia de una brisa cálida en pleno invierno o descubrir un oasis en mitad del desierto ardiente.