Cuando vemos injusticias y crueldad sucediendo a otros, es posible que no sintamos la misma intensidad de indignación y dolor que cuando nos afecta directamente. Sin embargo, cuando somos víctimas de la maldad y la brutalidad, la sensación de que somos las únicas que sufrimos puede ser abrumadora. Puede parecer que el mundo está lleno de personas malvadas y que nos enfrentamos solos a nuestras dificultades. En esos momentos, es importante recordar que no estamos solos y que hay otros que han enfrentado situaciones similares. Aunque el sufrimiento puede hacernos sentir aislados, también puede unirnos con aquellos que han experimentado situaciones similares. Es en la unidad y el apoyo mutuo que podemos encontrar la fortaleza para superar las injusticias y trabajar hacia un mundo más justo y compasivo.