Capítulo ocho

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El Sistema Moorest se caracteriza por lo majestuosas que son las criaturas que gobiernan los siete planetas, además del gran espectáculo que llega a ser una batalla. Es más, esta generación es la mejor entre todas, porque hay una reina que desde las cenizas siempre regresa

Leonardo Foster

Lara tira de mi brazo con fuerza, apenas Emma se gira hacia Heather. Yo quise pedir explicaciones, pero me tenía sujeto con la suficiente fuerza para hacerme daño. Me quejo de dolor doblando mi cuerpo. Casi y no me fractura mi brazo. Sin embargo, es una desquiciada que le importa muy poco si estoy lastimado.

Era algo grave, por supuesto.

Secuestraron a alguien.

A Sandra.

¡SANDRA!

Mierda.

Antes de que se cierre la puerta, veo como las cuatro reinas se elevan en el aire, dándonos la espalda. Menos Heather. Ella se gira moviendo su cabello hacia su espalda.

El mundo se detenía cuando Heather me miraba fijamente, aunque ahora el sentimiento se asemejaba a un tsunami, listo para llevarse todo de la orilla, doblegando mi fuerza de voluntad.

Su rostro transmite completa seriedad y que nada podría corromper esa imagen de poder. Ambos teníamos realidades muy diferentes, y pese a que me quieren vender la idea de que ellas tienen la mejor vida, es mentira. Hay secretos, porque sino, Heather no tendría que suspirar exageradamente por aguantar algún peso en sus hombros.

—Hablemos. —No sé si puede escucharme por la lejanía, pero lo intenté, de verdad que lo hice.

—Perdóname. —La veo susurrar, antes de que la puerta se cierre, alejándonos de nuevo. Solo que está vez se sintió diferente, porque había una conversación muy grave que nos ataba.

Lara me suelta al fin. Supongo que su trabajo era alejarme de Heather, ya que al conseguirlo se aparta tan rápido de mí, que me deja poner mi frente sobre la puerta.

—Te dijera que no seas dramático, pero si estuviera en tu posición me sintiera igual.

Me concentro en mi respiración. No quiero perder los estribos, tampoco quiero llorar delante de Lara.

—No te quedes en silencio que me preocupas...

No me siento bien, pero al conseguir tranquilizar el tsunami de mis emociones, suelto una risita. Incrédulo, me doy la vuelta para encararla.

—¿De verdad? —uso mi mejor tono sarcástico —. Recordemos que trataste de matarme.

—¿Vas a seguir acordándote de eso? —Su cara refleja enojo e indignación.

—Me mandaron en compañía de quien casi me incinera. —Entrecierro los ojos molesto. Cruzo mis brazos. Debería estar molesto, pero algo que me hace sentir cómodo con Lara y es el cero uso de máscaras. Ella me parece tan natural.

—No te iba hacer nada y ya te mandaron el otro día conmigo. —Se nota lo mala que es para mentir, tanto que rodé los ojos.

—Sí seguro.

Sin más y sin tener un plan en mente, me encamino en un pasillo. No importa por cual. De todas maneras, me voy a perder.

—No conoces el castillo y aun así te atreves a aventurarte —dice Lara. De reojo puedo ver que sus pies no están tocando el suelo y la envidia me invade.

—Si me quedo, lo conoceré de pies a cabeza.

—Si te quedas conocerás el cuerpo de mi hermana de pies a cabeza.

Reino sobre cenizas; Frenesí (Saga #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora