Capítulo dieciséis

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Hacer amistades siempre será algo halagador cuando descubres que no todos odian tu planeta, pero ¿por qué Marie actúa así?

Leonardo Foster

Después de esa noche, mis encuentros con las reinas de Bluery se tornaron habituales. A veces, sus hermanas me venían a cuidar en el intervalo de dos de la tarde hasta las seis y media, mientras que en la noche llegaba Heather por mí. Antes de ir al planeta, conversábamos un poco de nuestros días, pues los destrozos que sigue provocando Reddey en el territorio de Heather han sido continuos y de nuevo, no pueden hacer nada, ya que si responden las consecuencias pueden ser peores que antes.

Letha cuando cobró su dinero, de inmediato se creó una cuenta de ahorros con ayuda de Ian, y realizó compras para nuestra casa, enfatizando en alimentación. A esto se añade que el día lunes le tuve una sorpresa con Ian: un almuerzo para felicitarla por su primer logro, además de un proyecto más que sería filmar un anuncio de un perfume infantil en el transcurso de esa semana. Otro regalo fue un celular que compramos a medias con Ian, ya que le recomendaron comenzar con las redes sociales. Definitivamente, sus fotos en la revista Ecos se habían hecho virales. Tras las buenas noticias que llegaron a nuestro hogar, no dudo en gastar una parte de mi dinero en ella. Letha se ha limitado tanto por la escasez, que no es tarde para hacerla sentir bien. Mi hermana no pudo con tanta felicidad que empezó a llorar como una niña. Ella no podía creer que con una simple sesión de fotos consiguiera contratos.

Retomando el día domingo, le pedí a Ian y a Letha que me compren algunas cosas para pintar, especialmente pinturas de buena calidad. Ian se llenó de ilusión igual que Letha, por lo que ambos me pidieron ver mi primera pintura en lienzo.

El día lunes comencé de la mejor manera, porque mi primera pintura en lienzo salía Heather sentada en el filo de la ventana, su vestido se mezclaba con las sábanas y un rayo brotaba de la palma de su mano, hasta llegar al cielo. Tarde casi cinco horas, no se si es muy rápido o muy lento, aunque mi musa es una obra maestra, tan perfecta con fisuras dentro de su cabeza y pasado. Pero para mí, eso me resulta sublime.

Para saber la inclinación de Heather en la pintura, le mostré algunas imágenes de diferentes estilos que conozco. Sin embargo, por su poco conocimiento, decidió aprender a sombrear como primer paso.

Algo bueno es que Lara me ayudó a bajar los lienzos limpios, pinceles y pinturas que tenía en la azotea, donde rebobine varios recuerdos que callaban aquellos objetos en ese piso.

Finalmente, sería la última semana de repaso para los exámenes, así que los de tercer año no cumplían el horario completo. Llegando el miércoles nos entregaron el tema del proyecto y aprovechándome de que en Bluery tenía la posibilidad de no dormir y seguir con mis estudios, tenía tiempo de sobra. Teníamos la próxima semana los exámenes y culminando los mismos, empezaría la cuenta regresiva para la entrega y nuestra graduación sería a mediados de mayo.

Todo empezó a cobrar sentido en la Tierra.

Llegó el viernes. El día pasó normal, aunque yo estaba con los pensamientos muy lejos de la Tierra. Por salir temprano, fuimos a comer en un puesto de almuerzos y no voy a mentir, devore como tres platos de esos. Por alguna y extraña razón mi hambre fue voraz. Después, Ian se compró una cajetilla de cigarros y una funda de chupetas para mi.

Decidimos ir a lo más alejado del pueblo; el mirador de La Paz. Buscamos un lugar privado en el estacionamiento. Como estábamos al pie del fin de semana, hubo una cantidad considerable de gente.

Dejé mi bolsa en el asiento del copiloto. Sin haberme preocupado por la ventana abierta, me senté al lado de Ian. Él estaba fumando, sentado sobre el capote. Desenvolví mi chupeta percibiendo el aroma desagradable del cigarro.

Reino sobre cenizas; Frenesí (Saga #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora