Este capítulo es DEMASIADO LARGO, pero no puedo dividirlo, ya que perdería el sentido.
Una disculpa de antemano.
***
Ese día desaparecieron dos personas, solo que... uno si llegó a casa
Leonardo Foster
Aún en el trabajo, estuve desconcertado. No he podido tranquilizarme, pese a que estoy lejos de Heather -si es que no me estaba espiando-. Cada que alguien decía mi nombre, mi corazón palpitaba y las señales de huir se activaban. Nunca pensé que trabajar en un restaurante de mesero era algo espantoso. O tal vez la gente estuvo muy pesada con pedirme una o dos cosas, en vez de decirme el pedido completo.
—¿Estás bien? —me pregunta la gerente cuando firmo mi hora de salida.
Técnicamente, debería trabajar tres horas diarias, sin embargo, si la cocina o el bar no están limpios, soy de los que se quedan hasta que termine de recoger. No importa si ya pasan de las doce. Tengo que dejar montado el desayuno y ordenado los vasos y platos. Irme a las diez a la casa casi nunca sucede, pero las horas extras son muy bien remuneradas.
—Todo bien —afirmo. Sin sonrisas. Jamás lo he hecho queriendo, ni siquiera a un cliente, a menos que haya sido un caso especial.
Lo raro, es que si recibo propinas.
Ese dinero lo uso para comprar la comida de la semana. Entonces, eso depende de lo que reúna hasta el viernes.
—Un empleado de tu amigo me dijo que ayer tuviste un contratiempo por eso no viniste a trabajar ¿Eso es cierto?
No recordaba mi ausencia de la noche anterior. No sé a qué empleado se refiere, ni tampoco a qué tipo de contratiempo, por lo que debo tener cuidado. No quiero mencionar mi desaparición.
—¿Me va a despedir? —Fue lo primero que pensé en decir. Estoy tratando de apelar a su humanidad, porque en el caso ella fue la que me contrató.
La señora ya tendrá casi cuarenta años. Es muy baja, menos del promedio. Siempre usa traje y da mucho miedo. Me ha parecido gracioso que su única forma de peinarse es una coleta baja y todo engominado hacia atrás. Es tan impecable, incluso en su maquillaje.
—Claro que no Leonardo. Aunque si te pido que sea la última vez. —Asiento —. Te he dejado trabajar siendo menor de edad en este restaurante porque siempre has mostrado responsabilidad. No quiero que tu ritmo decaiga por cualquier estupidez.
—No señora.
¡Qué tontería! ¿Apelar a su humanidad? Soy tan inocente cuando quiero.
—Lo que sea que te pase, superalo. La vida para ti nunca ha sido fácil.
—Lo sé.
Lo que menos quiero son regaños, por lo que sin titubear le doy toda la razón en lo que me dice sobre mi dinero, mi padre, mi hermana y en un sin fin de cosas. Odio que piensen que pueden juzgar mi vida como si tuvieran siquiera el derecho. Al menos eso me sirvió para borrar cualquier rastro de sonrojo en mi cara.
Supuestamente no es mala idea acercarme a Heather. Sin embargo, confirmo que es la peor decisión que puedo tomar, a pesar de mi gran lista. Bueno, si ella hubiera estado completamente dormida, no me habría pasado nada.
En resumen, me acerqué, cuando ya era hora de irme a trabajar. Toda la tarde pase haciendo deberes y echando miradas a Heather por el espejo. Después de lo que me dijo, dejé de insistir y le pedí que en la noche me aclarara todo. Ella accedió. Supongo, por el cansancio.
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Reino sobre cenizas; Frenesí (Saga #1)
FantasíaPrimer libro de la "Saga: Reino sobre cenizas". "Mi violencia fue creada a base de recuerdos. Y él... él siempre fue el culpable." Leonardo nunca se ha enamorado. Desde que perdió a su padre, siempre tuvo la mirada fija en una sola meta; proteger y...