Tinta y pergamino

Capitulo 56

Blaise dejó escapar un suspiro estremecedor cuando Eliza inmediatamente se arrojó hacia él, atrayéndolo para un abrazo mientras salía del floo. Ella era la mitad de su tamaño y, sin embargo, de alguna manera, lo hizo sentir más seguro que cualquier otra cosa.

No quería admitirlo, pero estaba nervioso por conocer a los pseudo-tíos de Eliza. Por supuesto, había tenido conversaciones con Sirius y Remus antes de este punto, y el hecho de que no había estado allí cuando Eliza casi había asesinado a Sirius en tercer año probablemente lo ayudó un poco, pero aún así.

Los padres daban miedo.

Los Malfoy no contaban porque la Sra. Malfoy daba miedo de una manera completamente diferente, los Malfoy siempre parecían ser la excepción a la regla.

"Solo llámame Sirius, o padfoot", decía Sirius y Blaise trató de obligarse a relajarse. Eliza no lo habría invitado (amenazado) a venir aquí si no lo hubieran querido, pero el nerviosismo molesto no lo dejaría en paz.

"Necesitamos que Blaise se instale primero", dijo Eliza con un comienzo, agarrando su mano y arrastrándolo por los sinuosos pasillos de Grimmauld Place. Blaise la escuchó divagar con cariño y se rió cuando ella arrugó la nariz mientras él le daba unas palmaditas en la parte superior de la cabeza.

Estaría bien aquí, Eliza no dejaría que nada le pasara.

Además, cualquier lugar era mejor que una casa con su madre.

~

Blaise sintió como si se estuviera acomodando muy bien ahora. Él y Eliza compartían el desayuno todos los días tal como se había prometido y, lenta pero seguramente, Grimmuald se estaba volviendo más como su hogar. Aunque todavía había estado haciendo un valiente intento de evitar estar en la misma habitación que Sirius y Remus.

Lógicamente, lógicamente, sabía que Remus y Sirius eran brillantes. Merlín, Eliza asesinaron a la gente y Sirius todavía le hizo una broma en cualquier oportunidad. Blaise ni siquiera ha asesinado a nadie, no tienen ninguna razón para echarlo.

Pero eso era lógico.

Theo era el lógico de su grupo, no se podía decir lo mismo de Blaise.

Había desaparecido en el jardín la mayoría de las veces. Era una cosa pequeña, cubierta de maleza y más arbustos espinosos y hiedra que cualquier otra cosa, pero Blaise disfrutó tener un nuevo proyecto en el que trabajar. Además, pensó que si estaba en el jardín, no estaba en el camino de nadie.

Y Blaise no estaba en el camino de nadie, pero Remus Lupin ciertamente estaba en el suyo.

"¿Volver al jardín Blaise?" Remus preguntó con una sonrisa amistosa que Blaise trató de igualar.

"Eliza desprecia la herbología, no me sorprende que haya dejado que el jardín entre en ese estado", trató de bromear y resistió el impulso de arrastrar los pies. Era un Slytherin por el bien de Merlín.

"Entonces, ¿te importa si me uno a ti? Sólo que tengo un libro que me gustaría leer sin soportar las constantes interrupciones de Sirius.

Esto fue una trampa.

"No me importa en absoluto", dijo Blaise chirriantemente a pesar de que su mente le gritaba que corriera.

Remus sonrió de nuevo, aunque esta vez había un brillo victorioso en sus ojos y Blaise recordó claramente las historias que Eliza contó a lo largo de los años. Remus Lupin era un merodeador de principio a fin, y Blaise acababa de atraparse en un juego ineludible.

Al atravesar la puerta que conducía a la parte trasera, Blaise permitió que sus ojos se cerraran por un momento mientras respiraba el aire fresco de la mañana. Podía escuchar el tráfico de las calles muggles a su alrededor, pero aún así el jardín era tranquilo, pacífico. Poniéndose sus guantes de piel de dragón, Blaise comenzó a dirigirse hacia los macizos de flores que había descubierto el segundo día. Había pasado días desyerbándolas y con el permiso general de Eliza estaba a punto de comenzar a plantar algunas flores.