Tinta y pergamino

Capitulo 46

Alexander Nott ha vivido una buena vida, una vida difícil sin duda, pero buena. Eso no quería decir que pensara que su vida había terminado en ningún aspecto, sabía que estaba envejeciendo, pero no tenía la intención de detenerse. No cuando tenía que cuidar a Theodore.

Alexander había nacido en una familia numerosa, había crecido con muchas tías, tíos y primos. También tenía un hermano menor llamado Theodore que lamentablemente había muerto a una edad temprana. Nunca había llegado a Hogwarts y Alexander podía decir con seguridad que nunca se había recuperado de la pérdida de su hermano.

Pero la vida siguió adelante, y él también.

Asistió a Hogwarts, fue clasificado en Slytherin para sorpresa de nadie y se instaló sabiendo que el cambio pronto estaba en el horizonte. Era un talento de la familia Nott, demasiado débil para ser considerado un regalo de línea de sangre, pero ciertamente allí, la capacidad de sentir el cambio. Cuando era más joven, Alexander no había tomado en serio sus dones. Se ganó la reputación de nunca perder una apuesta simplemente porque podía sentir antes que nadie cuando algo estaba a punto de cambiar. Relaciones que surgieron de la noche a la mañana, un maestro entregando su renuncia.

Y así, cuando todos los demás se burlaban de 'Mudblood Riddle', Alexander hizo algo que nadie esperaba. Abandonó a sus amigos de sangre pura, su alto rango, para ir y sentarse junto al pobre huérfano bastardo Tom Riddle.

Porque sabía, sabía que tal vez fuera mejor que el otro chico, que el mundo nunca sería el mismo frente a Tom Riddle.

Fue una de las mejores decisiones que había tomado.

No diría que Tom Riddle lo veía como amigo, pero Alexander pensó que podría ser lo más cercano que el chico se permitiría tener. Confidente, mano derecha, Alexander estuvo allí en cada paso del camino. Por eso, cuando una noche, después de que se graduaron de Hogwarts y se despertó con un sudor frío, jadeando, temblando y temblando, se había entristecido tanto. No sabía lo que Tom se había hecho a sí mismo, pero sabía que era el final.

Había pensado que era el final de todo. Pero tal vez, acababa de ser el final de algo.

Siguió adelante y dejó a Tom, se casó con el amor de su vida y pasaron muchos años maravillosos juntos. Sabía que nunca conocería a nadie tan maravilloso como ella en todos sus años de vida y cuando ella había fallecido, una parte de él se fue con ella.

Dragonpox, ella fue arrebatada de él demasiado pronto.

Pero todavía tenía a Tadeo, su preciado hijo. Alejandro había jurado protegerlo, estar con él y verlo crecer.

Alexander siempre había sido capaz de sentir el cambio y, sin embargo, se avergonzaba de admitir que no podía precisar cuándo ocurrió tal cambio en su hijo. Thaddeus se había unido al señor oscuro, no a Tom: Tom había muerto hacía mucho tiempo y así parecía que ese niño brillante Alexander estaba orgulloso de llamar a un hijo. Pero todavía estaba Isabella. Una chica encantadora, la esposa elegida de su hijo. Amable, elegante y feliz, Alexander estaba orgulloso de darle la bienvenida a la familia con los brazos abiertos.

El día en que Theodore había nacido fue uno de los días más felices de su vida, un pequeño nieto precioso.

Había sufrido mucho en su joven vida. Alexander había sabido en qué hombre cruel se había convertido su propio hijo, pero nunca pensó que se extendería incluso a su propia familia. La noche en que Isabella había sido asesinada fue difícil y Theodore había sido confiado a su cuidado desde entonces.

Fue difícil. Alexander era mayor de lo que era antes, no podía correr detrás de un niño como solía hacerlo también, y era aún más difícil sin su querida Mary. Pero hizo lo mejor que pudo. Teodoro nunca fue un niño extrovertido; Tomó años para que la confianza se construyera entre ellos. Alexander proporcionó tutores y libros, atendió los caprichos del niño e hizo todo lo posible para compensar la infancia que había perdido.