Me despierto con mi cuerpo adolorido y lo primero que escucho es un sollozo. No tardo en reconocer la voz de una chica.
— Nico — murmuro mientras abro los ojos.
Mi amiga está parada en la puerta, con las manos cubriendo su boca, y Lorenzo la sujeta. Su aspecto es desgarrador: tiene marcas en la piel, parece un esqueleto, y su cabello, antes bicolor y precioso, ahora está descolorido y despeinado.
— Pensé que... — solloza mientras corre hacia mí y se tira en la cama para abrazarme. Le doy un beso en la mejilla, evitando mencionar su aspecto.
De reojo, miro a Enzo, quien me hace un gesto indicando que me explicará más tarde lo que ha sucedido. Todos están sentados en la habitación, y aunque he tenido un sueño ligero, he escuchado sus voces. Parece que han estado aquí desde que regresé.
— Piccola — dice Leo mientras se levanta y toma mi mano —. Sé que estarás agotada, pero necesitamos información.
Miro a Gabriella, quien está de pie al fondo de la habitación y me sonríe antes de hablar.
— Habla de lo que te sientas cómoda — dice, haciendo que Leo la mire por encima del hombro y asienta.
— Caí en las Islas Eolias, no recuerdo mucho — comienzo a relatar —. Logré escapar del bar donde tenían a Matteo, antes de... — Leo aprieta mi mano, brindándome el apoyo necesario —. Lo capturaron, intenté salvarlo, pero el Vor ordenó mi muerte por ello.
— ¿Viste al Vor? — pregunta Leo.
— Incluso cené con él y entré a su mansión — respondo —. Conseguí un jet y me escapé antes de...
— ¿Conseguiste un jet? — pregunta Enzo confundido.
— Sí — respondo con frialdad, evitando dar detalles sobre Alek —. Me descubrieron antes de lo previsto y me atacaron. Supongo que pensaron que no llegaría a tierra, pero logré planear lo suficientemente cerca como para usar el paracaídas. Desde las Islas conseguí una pequeña barca, un pescador me la dio al verme en apuros, y el resto... son recuerdos confusos.
— Pero eso significa... Has estado... — musita Gabriella.
— Tres días. Cuando llegué al bosque cerca de la cueva y lo reconocí, pensé que estaba muerta. Recordaba cosas de mi infancia, corriendo entre los árboles, jugando al escondite con mamá. No pensé que... — mi voz se quiebra debido a un sollozo —, simplemente pensé que había llegado mi final.
Leo me abraza con fuerza mientras las lágrimas brotan de mis ojos. Me besa en la cabeza y acaricia mi espalda.
— Ya estás en casa — susurra —, ahora descansa, duerme, necesitas recuperar fuerzas.
Todos abandonan la habitación al escuchar las palabras de Leo, pero antes de que se vayan, miro a Gabriella, quien comprende mi mensaje y cierra la puerta, dejándonos solas.
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LORETO © COMPLETA
RomanceLa mayor mafia, hasta el momento, se encuentra en Sicilia, y Alessia se ve obligada a aprender todo lo necesario para seguir siendo los mejores. Rodeada de personas que no creen capaz a una mujer para llevar el negocio. Personas que la quitan la pa...