Uno de los hombres de seguridad me agarra del brazo llevándome a través de la gente que grita y corre por el bar sin ningún control. Siento como el corazón golpea mi pecho con fuerza.
— Alessia — Matteo me llama mientras la avalancha de gente se aleja.
— Ve a casa — digo conteniendo los nervios mientras el hombre de seguridad sigue tirando de mi brazo.
Entro a mi despacho con otros dos hombres de seguridad, que están escuchando distintas órdenes a través del pinganillo, agudizo el oído, pero tan solo escucho un murmullo.
— ¿Qué ocurre? — pregunto mientras abro uno de los cajones del escritorio, buscando la glock que papá me regaló.
— Santoro se está ocupando — dice uno de ellos.
— ¿Santoro? ¿Habéis dejado a un nuevo ocuparse de esto? — bufo buscando el portátil.
No responden, siguen dando la espalda a la puerta, asegurándose de que nadie entra. Tengo a más de veinte hombres protegiendo el bar, hombres que trabajan para mi padre desde que tengo uso de razón, y han dejado al mando a alguien que acaba de llegar, a un puto camello.
Enciendo el ordenador, abriendo el programa que me prepararon para poder ver las cámaras del local. Siempre me repito lo mismo, y es que debería aprender algo de informática para estas situaciones.
Miro las grabaciones retrocediendo hasta que me encuentro a Enzo frente a la puerta del baño, la gente corre, y él entra sin pensárselo dos veces.
Adelanto el video, esperando a que la puerta se abra de nuevo, pero Santoro no sale en ningún momento, y por algún motivo esto hace que se me revuelva el estómago al imaginarme un cadáver en el baño de mi bar.
— Id a buscarlo — ordeno —. Yo me defiendo sola, buscad a Leonardo también.
Ambos hombres asienten, abriendo la puerta para dejarme sola en el despacho, dejo la imagen de la cámara abierta, esperando que Enzo vuelva a salir del baño.
— Vamos orangután — musito con rabia.
La puerta del despacho se vuelve a abrir de golpe, Leo aparece despeinado en el umbral, y con la respiración agitada.
— Piccola.
— ¿Dónde estabas? ¿Quién ha sido?
— Estaba en la villa, reunido con tu padre. — Cierra la puerta a sus espaldas —. Hoy no tenía que venir al Rose, Enzo se encargaría de...
— ¡Enzo es nuevo! — lo interrumpo —. Dejad de darle cargos que no le corresponden.
— Enzo va a ser caporegime — dice Leo con una voz firme que no estoy acostumbrada a escuchar, tenso la espalda, poniéndome más recta para mirarlo —. Te aseguro que tras el entrenamiento de hoy me ha dejado claro que dispara mejor que muchos de tus hombres.
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LORETO © COMPLETA
Storie d'amoreLa mayor mafia, hasta el momento, se encuentra en Sicilia, y Alessia se ve obligada a aprender todo lo necesario para seguir siendo los mejores. Rodeada de personas que no creen capaz a una mujer para llevar el negocio. Personas que la quitan la pa...