¿En qué piensas?
Elizabeth recibió noticias de Charlotte poco antes de la cena. Su amiga le decía que había logrado convencer al resto para hacer una excursión a Huelva. Miró el mensaje con los ojos entornados, sin saber cómo interpretar sus sentimientos encontrados. Por un lado, estaba deseando ver a Charlotte. Le vendría bien distanciarse unas horas de su familia y de la confusión que le provocaba Billie. La noche del concierto lo había cambiado todo. De algún modo, su conversación y los juegos las habían acercado, y sentía que había sido ella misma. La Elizabeth torpe pero bromista, sociable y risueña que a lo mejor hasta entonces Billie no conocía. Esto le hacía sentir cómoda. Dejar a un lado sus inseguridades. Quitarle un poco de hierro a la atracción que sabía que sentía por ella y simplemente disfrutar del tiempo que estaban juntas. Así, en los últimos días había pasado de repeler su compañía a buscarla de forma evidente.
Billie parecía haber experimentado una transformación parecida, como si ahora se sintiera a gusto a su alrededor.
El día anterior lo habían pasado en la piscina, leyendo, bañándose y riéndose por tonterías. Elizabeth estaba tan a gusto que incluso le incomodó un poco cuando los demás regresaron de la playa y se sumaron a ellas. Pero esta nueva sensación provocaba que no estuviera segura de desear que Charlotte y las demás le hicieran una visita. Eso significaría tener que pasar un día entero con ellas y en su interior albergaba la esperanza de poder disfrutar de la compañía de Billie un poco más.
—¿Te ocurre algo? Estás muy seria. —se interesó Billie al advertir que su gesto había cambiado. —¿Alguna mala noticia? —señaló el teléfono que Lizzy acababa de dejar sobre la encimera de la cocina.
Estaban preparando la cena. Ese día les tocaba a ellas y se habían decantado por un menú vegetariano. Billie confiaba en que estaría tan rico que los demás apenas notarían la diferencia.
—Nada, una tontería. Unas amigas mías, que planean venir a verme.
—¡Estupendo! ¿No?
—Supongo.
Billie picaba cebolla y empezó a llorar
—Mira, hasta yo lloro de alegría. —bromeó. —¿No te apetece que vengan?
—No mucho. Es decir, sí que me apetece, son buenas amigas, y fui yo quien les pidió que vinieran, pero ahora me da un poco de pereza... —le confesó, aunque esperaba que Billie no le preguntara el motivo por el cual ya no le apetecía verlas. ¿Qué le diría entonces?
¿Es porque deseo pasar más tiempo contigo? No podía decirle algo así. Sería absurdo. Se reiría de ella. O peor: saldría huyendo, asustada.
«Es hetero. Muy hetero.»
A veces parecía olvidarlo.
—Bueno, ya verás como te diviertes cuando estés con ellas. Estoy segura de que será así.
—¿Te apetecería venir? —Elizabeth se arrepintió tan pronto estas palabras escaparon de sus labios. Por supuesto que le apetecía su compañía, pero no estaba segura de si se sentiría a gusto con Charlotte y las demás. A lo mejor era demasiado para ella.
—¿Lo dices en serio?
—Si no quieres, lo entiendo. Solo he pensado que...
—Claro que me apetece. Sería estupendo conocer a tus amigas. —la interrumpió Billie con una sonrisa radiante, mientras mezclaba la cebolla con unos pimientos verdes. —Es decir, si tú quieres. No estás obligada a entretenerme.
—Eso ya lo sé.
—Bien, entonces cuenta con ello.
Elizabeth sonrió complacida y se fijó en el perfil de Billie. Tenía una nariz preciosa y llevaba una coleta que le dejaba el cuello al descubierto. Le pareció que su piel era muy suave y sintió tentaciones de alargar la mano y rozarlo con las yemas de los dedos.
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Otro atardecer
FanfictionHa llegado el verano. Elizabeth quiere irse de viaje con sus amigas, pero nunca ha sido capaz de anteponer sus deseos a los de su madre y tendrá que conformarse con pasar sus únicos días libres en la casita que su familia tiene en la playa. El probl...