Cita con La Muerte.

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Ella estaba tan ilusionada

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Ella estaba tan ilusionada.

Por fin, después de tanto tiempo, conocería al hombre con el había estado flirteando en internet durante los anteriores cuatro meses, esperando encontrar al jovial treintañero de piel tostada de las fotos que se estuvieron intercambiando.

Traía un vestido azul marino ceñido, que le llegaba hasta por encima de las rodillas, bastante escotado. El color le favorecía, acentuando el tono avellana claro de su piel y haciendo que su ojos verdes destacaran por encima de los prominentes rizos de su pelo.

Se miró al espejo, degustando la sensación de su propia belleza al natural, sin una sola gota de maquillaje para ayudarla, no le era necesario. Tomó su bolsa para salir de su casa y dirigirse hacia el lugar de encuentro, a pie.

El trayecto no constaba más de unas cuatro o cinco cuadras de su casa, por lo que los tacones que traía puestos no serían una molestia.

O al menos eso creía, hasta que, en la tercera esquina que debía cruzar, uno de estos se rompió, haciendo que cayera al suelo, a mitad de calle, apenas iniciando la luz verde.

Los autos venían de frente hacia la chica, haciendo sonar sus claxons para que se quitara del medio del camino.

Y lo inesperado sucedió, sintió cómo su tobillo se inflamaba del dolor, y cómo unas luces comenzaban a cegarla. Presa del shock, por más que lo quiso, no pudo moverse de su puesto y cerró los ojos esperando el impacto del auto que venía de frente hacia ella, pero no sintió absolutamente nada.

Para cuando abrió los ojos, el auto ya se había marchado, sin embargo, sentía que algo había cambiado.

Optó por desnudarse los pies y seguir caminando hacia el lugar. Extrañamente, el dolor en su tobillo, había desaparecido por completo, cosa a la cual ella no le dió importancia, iba tarde al encuentro. Llegando allí, a la mesa concebida, no pudo ocultar la sorpresa en su rostro al ver que definitivamente, aquel no era el chico con el que se había mensajeado.

Lucía de unos cincuenta años, su rostro no era el de las fotos, su musculatura se notaba flácida y desde su lugar podía sentir el fuerte aliento etílico que desprendía.

Pero más fue la sorpresa del hombre, al ver que esa era la chica a la que él había matado atropellándola hacia poco más de media hora antes.

¿A que no te esperabas eso, mi pequeño lector?

Relatos Oscuros (Bilogía: Relatos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora