Karma.

25 13 54
                                    

Ella era la señora de la limpieza de aquella casa, muy querida y adorada por sus empleadores a sus cuarenta años

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ella era la señora de la limpieza de aquella casa, muy querida y adorada por sus empleadores a sus cuarenta años.

Siempre se aparecía por la casa una vez a la semana para poder hacer las cosas correspondientes en el inmenso hogar de aquella familia, que constaba simplemente de una chica de veinte años y dos señores de cincuenta y pocos.

Aquel era uno de los fines de semana en los que la pareja no se encontraba y se quedaba sola con la muchacha. Ambas se llevaban aparentemente bien, más como amigas que como trabajadora y empleadora, sin embargo, habían logrado forjar confianza en poco tiempo.

Las cosas entre ellas habían estado algo tensas los últimos días, cuando la chica le había contado sobre un recuerdo, acerca de una fiesta que había montado hacía alrededor de un año, y que había sido una completa locura.

Las malas miradas no faltaron, los comentarios secos eran cada vez más frecuentes, y a la jovencita le estaba dando algo de miedo el convivir a solas con la señora de la limpieza, debido a que siempre se la encontraba observándola.

Pero ese día fue el colmo.

Apenas despertó, pudo notar cómo unos ojos estaban sobre ella, y allí se encontraba la mujer, planchando tranquilamente mientras la miraba dormir.

Era raro y escalofriante...era tan...

—¿qué haces aquí?—murmuró con los dientes apretados en lo que salía de la cama. Ella jamás había entrado al cuarto sin su consentimiento.

Una sonrisa surcó los labios de la mayor, quien no pudo ocultar su satisfacción ante su miedo.

—Oh, cariño, ven aquí, no te haré nada.

El tono fue tan escalofriante que la hizo salir corriendo, disparada hacia las afueras del cuarto. Estaba shockeada en esos momentos, pensando si bajar a la cocina o encerrarse en el baño de arriba que le quedaba a pocos pasos desde su posición.

En menos de lo que se podía esperar, la señora pilló desprevenida a la chica, a sus espaldas, utilizando lo que tenía a la mano.

La. Jodida. Plancha. Hirviendo. Presionó su hombro con ella, sintiendo el satisfactorio crujir de la piel de su hombro y notando cómo la más joven caía hacia adelante, o mejor dicho, hacia abajo, rodando irregularmente por las escaleras de mármol, viendo cómo el pulcro suelo que ella misma había limpiado esa mañana comenzaba a ser manchado de la espesa y oscura sangre de la muchacha.

—Y me recordarás en el infierno como tu karma.

Te preguntarás, mi grandioso lector, qué trasfondo oscuro tenía una pobre e inocente chica frente a la psicótica señora de la limpieza.

Digamos que estás feliz de la vida en un viaje de luna de miel y un día te dicen que una de tus tres hijas, la pequeña, acaba de fallecer en un conservatorio de música a causa de un ataque al corazón. Imaginemos que una semana después eres avisado de que tu hija mayor acaba de ser masacrada en una fiesta adolescente de Halloween, cubierta de ácido y que ni siquiera el cuerpo fue reconocible. Y un año después de indagaciones junto a tu hermano, investigador, das con el culpable de aquello, y este termina muriendo asesinado por un tatuador demente.

Es para volverse loco, ¿no?

La señora unió todas sus posibilidades y se largó a vivir a una cabaña en el bosque, con su pequeña restante, quien unos años después, terminaría casándose con un leñador en contra de su voluntad y teniendo un par de preciosas gemelas...las cuales en un futuro acabarían la vida de la ya vieja señora de forma atroz.

Todos tienen su propio Karma. Ella fue el de una persona, otra persona fue el suyo.

Relatos Oscuros (Bilogía: Relatos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora