La niña tocaba con ímpetu una melodía triste. La disfrutaba de tal manera que a pesar de las facciones satisfechas se sentía sumida en el contenido trágico de la música. Sentía un pequeño picor en los dedos cada que presionaba una tecla. Era desagradable, pero ella no pararía a menos que vinieran a por ella.
Ella tenía que ser la mejor, ella siempre lo era, nadie le arrebataría el puesto.
Culminaron las notas, pero en pocos segundos, una canción más rápida comenzó a brotar de el instrumento. Pronto el picor en sus pequeños dedos fue desapareciendo, para ser sustituidos por dolor.
Pero ella seguiría tocando.
Hizo una mueca, aún sin parar, notando cómo las teclas blancas del piano comenzaban a teñirse extrañamente de rojo, en un líquido viscoso que la pequeña no conocía, y que además, poseía un terrible olor a metal.
Fuera del teatro escolar del conservatorio, un par de infantes correteaban por el pasillo donde se encontraba.
Al escuchar el sonido del piano, pararon en seco, asustados.
¿No era ese el teatro clausurado? Nadie podía ensayar ahí, ¡estaba prohibido! ¿Quién se había atrevido a desobedecer a la directora?
La curiosidad azotó los pequeños cuerpos de los niños, haciendo que empujaran las puertas por sobre las cintas policiales, pasando por debajo de estas para adentrarse en la habitación abandonada.
La niña, al notar que tenía público, paró en seco. Escudriñando con la mirada a ambos chicos.
Nadie se merecía escuchar sus majestuosas melodías más que ella, y se quedó sentada frente al piano, a esperar a que los intrusos se marcharan.
Mientras tanto, los niños observaban el asiento del piano, vacío.
El espectro de la niña apretó los puños, con los dedos rotos y ensangrentados, no soportaba que alguien la interrumpiera.
—¿Por qué las teclas del piano están manchadas?—preguntó con inocencia uno de los infantes.
—Porque hoy hace cinco años que murió la mejor estudiante del conservatorio.—respondió el mayor de los dos— desde entonces, cada que vienen a limpiar el teatro por estas fechas, siempre encuentran al piano lleno de la sangre de los dedos de la chica.
El cuerpo del más pequeño se llenó de pavor, y un escalofrío le recorrió la espina dorsal, haciendo que mirara al otro con los ojos llorosos
—Salgamos de aquí— le dijo.
Y he de decirte, mi estimado lector, que sí, la pequeña siempre fue la mejor en todo, pero ni siquiera cuando su cuerpo le pidió parar se detuvo, ni siquiera cuando sus dedos comenzaron a sangrar se detuvo. Ni siquiera cuando las teclas estaban sumidas en rojo se detuvo. Ni siquiera cuando su corazón se detuvo al desangrarse por completo.
Ella, ni siquiera después de la muerte, se detuvo, ni lo haría jamás, a menos que la estuvieran observando.
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Relatos Oscuros (Bilogía: Relatos #1)
Misterio / SuspensoEn un mundo donde cada protagonista tiene un trasfondo oscuro, donde no hay nombres, sólo rostros, donde la muerte está a la vuelta de la esquina, tanto en la realidad como en planos más allá de lo natural, todos son villanos, sin excepción. A veces...